Título: Vino para robar
Dirección: Ariel Winograd
Guión: Adrián Garelik
Género: Comedia
Duración: 103 minutos
Orígen: Argentina
Año: 2013Reparto: Daniel Hendler, Valeria Bertuccelli, Martín Piroyanski, Pablo Rago, etc.
Enrular el rulo
Texto originalmente publicado en La Mirada Indiscreta
La nueva película de Ariel Winograd respeta las fórmulas de cualquier
película argentina que busca un buen pasar por la taquilla: cientos de
giros argumentales y mucho humor bien puntuado en el guión, sumado a
muchísimas referencias a obras de culto hollywoodenses. El género está
bien planteado, la dupla conformada por Daniel Hendler y Valeria
Bertuccelli funciona muy bien en pantalla y los aportes del resto del
reparto le agregan el toque final a una receta de “éxito”, que de todos
modos no garantiza una buena película.
Vino para robar tiene sus buenos momentos, como la escena del
robo de la máscara o aquellos en que Martin Piroyansky se luce con su
alemán berreta. Sin embargo, la película peca de pretensiosa e intenta
ir más allá de lo que podía bastar para un producto bien acabado. Hacia
el tercer acto, la trama toma un curso muy rebuscado y le da varias
vueltas a un asunto que termina entorpeciendo lo que pudo ser una
comedia romántica con tintes de acción al estilo de la saga de James
Bond (con sus obvias referencias a lo largo de todo el filme) con varios
logros, principalmente desde lo actoral.
Resulta curioso que recién ahora se crucen las carreras de Hendler y
Bertuccelli, dos intérpretes sumamente talentosos que empezaron en el
cine más indie argentino y ahora se encuentran haciendo obras de mayor
envergadura. Y lo curioso es que este trabajo es el Nº 18 de ambos, lo
cual es más notorio. Durante la película se nota muy bien cómo el paso
de sus carreras los hizo artistas todo-terreno, tanto para los gags como
para los momentos emotivos. Del mismo modo Piroyansky cierra un trío
muy divertido, con muy buenos momentos entre los tres, como el de la
piscina del hotel. El elenco lo cierran, aunque no con la misma
consistencia, Pablo Rago, que a pesar de esos zoom bruscos tan graciosos
que le hace el director para presentarlo no logra un personaje (usando
la jerga de la vinicultura) con cuerpo; y Juan Leyrado, que por momentos
hasta parece una caricatura de un villano.
El director de Cara de Queso y Mi primera boda
aprovecha el despliegue de producción con el que contó para filmar muy
bien las escenas en los exteriores de Mendoza, así como también dotar de
un muy buen ritmo a la historia, especialmente aquellas en que el trío
de ladrones está en plena logística. Pero donde falla es cuando intenta
darle un tono de grandilocuencia a una propuesta que ya era enorme y
hasta casi inverosímil, y no se anima a aceptar las limitaciones que
tiene y estira la historia hasta el hartazgo. De hecho, la resolución de
la película es mala y para nada está a la altura de lo que había sido
antes de que se dé la primera vuelta de tuerca grande que comienza a
desordenar todo.
Vino para robar quizás tenga una buena acogida del público y
hasta parece estar bien hecha. Pero no se engañen, está llena de
fórmulas de productores y es engañosa. Dentro de toda esa risa bien
lograda y del despliegue de muy buenas actuaciones de los protagonistas,
hay un intento por ser más grande que las películas que referencia en
sus momentos de mayor libertad.
Gracias por pasar por mi blog! Compartimos la misma mirada para esta peli, y hasta el mismo puntaje (cada uno con su valoración). Saludos! halbert
ResponderEliminarFórmulas de productores? Mira el curriculum de los productores y fijate si hacen peliculas de formula. Que le queda a los productores de los bañeros?
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