Título: The Conjuring
Dirección: James Wan
Guión: Chad Hayes, Carey Hayes
Género: Terror, Thriller
Duración: 112 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2013Reparto: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Lili Taylor, Ron Livingston
Lo que vale es el intento
Texto originalmente publicado en La Mirada Indiscreta
Creo que el género de terror está en una de sus peores épocas en la
historia del cine. Dicho esto, son contadas con una mano las obras que
salen por año que logran un atisbo de buen gusto para una realización
acabada y digna de un público que lleva años y años esperando ese
resurgir de un movimiento estético y narrativo decaído hasta lo más
pobre que puede brindar.
Y ahí aparece James Wan, incansable trabajador del suspense, creador de la obra maestra El Juego del Miedo (Saw,
2004) que, si bien se les fue la mano con las secuelas, logró quedar en
el imaginario colectivo como una obra de culto y sentar las bases para
sus burdas copias consiguientes. Años más tarde vino La Noche del Demonio (Insidious,
2011), un intento muy atinado de volver a los orígenes del género y así
resetear la máquina del terror. Lamentablemente, en esa película quedó
un pastiche muy extraño y las actuaciones no estaban a la altura, aunque
el resultado final es al menos digno de darle un vistazo.
Toda esta introducción es necesaria para entender por qué se está armando tanto ajetreo con El Conjuro (The Conjuring, 2013), una película que vive del homenaje a obras clásicas como El Exorcista, Poltergeist, El Resplandor e incluso Los Pájaros.
Imposible que algo salga mal si se respetan las fórmulas de genios como
Friedkin, Hitchcock o Kubrick. Pero acá debo plantarme y decir que eso
no basta. Es necesario ir un poco más allá para salvar al terror.
No basta plantear una serie de situaciones en un espacio para filmar
un montón de lugares comunes y efectismos varios que logren impactar.
Así no. Porque El Conjuro tiene eso, mucho homenaje, pero poca
originalidad para resolver dichas situaciones. Y si bien el resultado
puede ser una película terrorífica, con momentos bien logrados, como el
exorcismo o la escena filmada con cámara en mano en el sótano emulando
los mockumentales como Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) o la clásica El Proyecto Blair Witch (¿vieron? seguimos con los homenajes), simplemente no basta.
Viniendo de un tipo como Wan, creador de Saw, que ya tiene un universo más o menos marcado con otras obras menores como El Silencio desde Mal (Dead Silence, 2007) o la mencionada Insidious
(que tendrá su secuela, a estrenarse este mismo año), es injusto
atribuirle el mérito que se le está dando en la crítica por
“revitalizar” el género, cuando lo único que hace es apoyarse en el
homenaje obvio y directo, aplicando leves retoques con distintivo
propio.
El tono de la película es casi el mismo que el de su anterior filme, el mencionado Insidious.
Y a partir de esta nueva película, creo que aquella es aún mejor,
porque su mérito era la búsqueda original de momentos visuales que
impacten, más allá de los clichés y las pésimas actuaciones.
En definitiva, en este austero panorama para el género, realizadores
como Wan al menos dan que hablar y nos remiten a los buenos tiempos del
terror. Esta película no es la gran cosa, pero al fin y al cabo, entre
tanta bazofia, lo que vale es el intento.
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ResponderEliminarUn saludo
Este es el enlace
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Que tal Pablo! Muy buena reseña! Hasta ahora había leído sólamente elogios para esta cinta, pero parece que a ti no te ha gustado tanto. Wan es un buen director, aunque "Insidious" no me ha parecido la gran cosa.
ResponderEliminarSaludos, Jorge de Cienovedades!
P.D.: He vuelto a reabrir el blog www.cinenovedades.blogspot.com.ar
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