Mi documental "A Fanatic By Choice"

lunes, 23 de agosto de 2010

Te extraño

Título: Te extraño
Directores: Fabián Hofman
Guión: Diana Cardozo
Género: Drama
Duración: 105 minutos
Orígen: Argentina, México
Año: 2010
Reparto: Fermín Volcoff, Martin Slipak, Edda Díaz, Luis Ziembrowski, etc


Little Montonero, o lo que queda de éste

Raras formas suele presentar el cine argentino a la hora de intentar plasmar una idea concisa respecto a una situación que tranquilamente, y por los ánimos revanchistas que caracterizan a los años actuales de nuestro país, puede ayudar a caer en lo monotemático. Cuando claramente está a la vista el peligro de ensuciarse las manos con más de lo mismo, ahí está el "nuevo cine argentino" (ya fue eso, gente) siempre firme en su postura de desmantelar la realidad de una manera cruda o desinteresada (en el buen sentido de la palabra) para contarnos una historia, de nuestra historia. Sí, adivinaron, del último golpe de Estado.

Cuando entré a la sala para ver Te extraño, lo admito, no tenía ni idea de con qué me iba a encontrar. Estaba tan cansado por caminar del Abasto a Congreso que ni me percaté en leer la sinópsis. Sólo compré la entrada, y me senté con otros cuatro o cinco personajes de la siesta porteña para disfrutar, o padecer, lo que ante nosotros estaba por materializarse.

Y allí estaba la historia de Javier y su hermano Montonero (bah, los dos son Montoneritos) desaparecido en pleno inicio de la dictadura militar de 1976. Luego viene el exilio, y el letargo (demasiado extendido), las experiencias del crecimiento propias de un adolescente desentendido pero a la vez comprometido políticamente, el sentimiento de orfandad, los experimentos hormonales, y nada más.
Realmente cuesta encontrar algo profundo en un relato tan sencillo y tan fácil de digerir. Es simple, y sin ser cruel con la película de Fabián Hofman: una más sobre los desaparecidos.

La trama no se lleva bien con las imágenes, pero aún así hace lo que puede por llevar el hilo conductor para que el ritmo sea llevadero, aunque no hace falta agregar más a esas frases tan significativas, que bien pueden ilustrarnos las cualidades y las intenciones del film. La mirada de un sapo de otro pozo en medio de una lucha a la distancia, la propia contradicción ideológica que -ojo, cito del guión- "destruyó" la lucha montonera, el sentimiento de desarraigo contrastado por el amor circunstancial (lejos queda en el recuerdo y en la mutación del protagonista su debut sexual en un motel con su amigovia del colegio), y otros tantos matices de Te extraño que no hacen más que completar una pieza de rompecabezas para todas las edades.

No hay muchas lecturas a la vista, salvo algún que otro intento icónico por darnos a entender el indescifrable final (arruinado por el texto que reza la conclusión del autor de manera tan escolar), con el mar traicionero de la bellísima canción (si no me equivoco, la única de toda la cinta) que suena en las últimas secuencias.

Al igual que las peripecias de Javier, encarnado muy correctamente por el jóven Fermín Volcoff, la historia va pendulando en un dramático ir y venir que nunca termina por definirse, o por lo menos apunta a muy poco teniendo en cuenta el penoso final. Para que se entienda en resumidas cuentas, lo que se cuenta es interesante -y muy bien actuado, sobre todo por el prometedor Martin Slipak (que ya nos deleitó como el hijo de Julio Chavez en la serie Tratame bien), Luis Ziembrowski y Edda Díaz-, pero no hay nada por descubrir, no tiene nada para ofrecer. Es un cuento bien contado, muy bien rodado, y que llega al espectador, pero al salir de la sala (téngase en cuenta el tono geográfico que le estoy queriendo dar al artículo) el recuerdo ya no lo lleva de la mano. Te extraño no nos acompaña luego del visionado, se queda ahí, inmóvil.

La temática tan utilizada y explotada, las constantes referencias políticas, los acentos en las diferencias socio-culturales entre la Argentina de Videla y el México de López Portillo y Pacheco, y principalmente el aletargado ritmo, no ayudan mucho a un film que no tiene mucho para ofrecer a pesar de una muy buena realización, con todos los aspectos técnicos sin reproches algunos.
Quizás éste sea un claro ejemplo de que el cine argentino (a pesar de que una vez más es ayudado por otro país para asegurar la trascendencia) aún no encuentra los términos medios. Cuando tiene algo excelente para contar, lo desaprovecha con pobres aspectos técnicos; y cuando logra pulir esto último, no lo condimenta con algo agradable.

Sobre el tema que aborda ya se hicieron muchos otros films que tratan mejor la idea, pero si quieren, hay una bonita relación entre los hermanos, de fidelidad, compañerismo, y sobre todo amor, que vale la pena destacar entre el estancamiento de casi dos horas. Insisto en que basta con el plano final para describir lo que transmite Te extraño. También, la escena en que la tía de Javier entra a la habitación del triste muchachito y éste sólo está tendido en la cama mirando el techo, motivo por el cual la tía le dice "cuando encuentres una grieta en el techo, avísame Javi". Todo dicho.

domingo, 22 de agosto de 2010

Pájaros volando

Título: Pájaros volando
Directores: Néstor Montalbano
Guión: Damián Dreizik
Género: Comedia
Duración: 110 minutos
Orígen: Argentina
Año: 2010
Reparto: Diego Capusotto, Luis Luque, Verónica Llinás, Alejandra Flechner, Juan Carlos Mesa, etc


Abducidos por la risa y el delirio

El título de la película de Néstor Montalbano bien puede tener varias vías de interpretación: primero y principal, el hit que marcó a fuego a los consumidores de la música de esa Argentina de los '80 que nos intenta ilustrar el director de Soy tu aventura (2003), aún cuando se manipulan algunas cuestiones históricas para fines exclusivamente cómicos y se conservan otras para avalar la base ideológica que cimienta toda la desfachatez del guión; y segundo, ya en un plano más interpretativo, una alusión a las creencias de las cuales el pueblo de Las Pircas está absolutamente acostumbrado y que, en un contexto ajeno y plenamente etnocéntrico como del que proviene el protagonista (un excelente y atípico Diego Capusotto), puede denominarse "de locos".

Si bien ya estoy harto de que a cada comedia -de procedencia nacional o internacional- que pase por las carteleras argentinas se le adjudique el adjetivo "loco/a" en el título, la mejor forma de describir a Pájaros volando es diciendo que es una comedia loca, de locos, y para reír como locos.

Aún cuando el film carece de solvencia técnica (montaje medio pelo, con errores grosos, y una edición de sonido bien argentina, o sea, también medio pelo), se asegura la buena relación con el público gracias a un guión bien dotado, sin estereotipos notables, actuaciones acertadas (Luis Luque y Capusotto nuevamente la rompen juntos, Osky Guzmán está genial, y las conversaciones entre Juan Carlos Mesa y el personaje Magallanes son monumentales), y un desfile de parodias, insultos y autoreferencias que caen muy bien paradas en el momento justo.

Si alguien sale de la sala sin haber reído aunque sea dos o tres veces con Pájaros volando es porque, o bien no sabe digerir el único e inigualable estilo de la única gran comedia que hoy por hoy disfruta el arte audiovisual argentino, o no logra captar la esencia prejuzgada de un humor que a vuelo de pájaro (no es un chiste fácil) se ve ridículo y grotesco pero que en el fondo guarda una inteligencia poética, estilística y política riquísima, que no todos están acostumbrados a consumir y (lamentablemente), por ende, entender.

Para demostrar esto me valgo de las diferentes interpretaciones que cada personaje le atribuye al platillo volador en el desenlace; la gloriosa conversación con el gorila estando en estado de abducción -tener a un peronista de raza hablando de fútbol con ese animal cuando menos resulta curioso-, con la intervención de Pedro Saborido en la escena (he allí la fórmula mágica de lo mejor en comedia argentina del momento, como lo es Peter Capusotto y sus videos); o las participaciones de un sinfín de personajes de renombre dentro del mundillo artístico y mediático argentino, algunos apareciendo de forma obvia (como la buenísima secuencia con Antonio Cafiero), y otros traídos a colación con una simple mención tal como "que la sigan mamando".

Aunque limitada por ser tan, pero tan argenta, Pájaros volando se disfruta en grande por un humor único, que describe y testífica fielmente la jungla que es nuestro país. Además, invita a la doble lectura: la risa fácil como mero divertimento (que no está nada mal, y si se la juzga sólo por esto es una obra maestra hecha y derecha), o la posibilidad de un mensaje que nos indica que quizás no sólo estamos ante una re-delirante de hippies drogones que creen en extraterrestres, sino toda una radiografía de nuestra sociedad y sus matices, la cual nos hace pensar que más le vale a Dios que no nos haya dejado sólos en el Universo.


domingo, 15 de agosto de 2010

I love you Phillip Morris

Título: I love you Phillip Morris
Directores: Glenn Ficarra y John Requa
Guión: Glenn Ficarra y John Requa
Género: Comedia, Drama, Romance
Duración: 102 minutos
Orígen: Francia, Estados Unidos
Año: 2009
Reparto: Jim Carrey, Ewan McGregor, Leslie Mann, Rodrigo Santoro, etc


Dos reclusos del amor

Después de su intrépido regreso en la más que aceptable Yes man (2008), los fanas de Jim Carrey nos quedamos con ganas de más. Lamentablemente, o por lo menos desde mí visión, el traspié de A Christmas Carol (2009) no se pudo evitar, a pesar de que era una interesante propuesta visual para niños. Finalmente, y después de tanto amague de sus participaciones en films cómicos, Carrey aparece en el debut en la dirección de los hasta ahora reprochables guionistas Glenn Ficarra y John Requa, acompañado por un reparto de gente conocida dispuesta a marcar un nuevo episodio en la filmografía hilarante (que no significa que dé gracia, sino que hace reír, que no es lo mismo) del hombre de las mil caras.

Sin embargo, el film que nos compete -el atrevido I love you Phillip Morris (2009)- no despega hasta que Ewan McGregor irrumpe en escena, brindándonos una de sus más efectivas incursiones interpretativas en lo que al histrionismo en su carrera se refiere; y eso que Carrey y Leslie Mann la vienen piloteando bien con la introducción. Pero no, I love you Phillip Morris no funciona sin ese dúo magistral compuesto por el capocómico de los rostros graciosos y el rubiecito de ojos celestes (como él mismo se describe en su aparición en la peli).

Más allá de que a muchos les pueda resultar chocante el tratamiento de las escenas homosexuales (la historia trata la vida de una pareja gay que se conoce en la cárcel, aunque después ahondaremos más), Carrey y McGregor hacen un estupendo trabajo juntos, no sólo generando una química asombrosa, sino haciendo a uno desternillarse de la risa por algunas escenas muy elevadas de tono pero con un fuerte contenido de comedia ácida y negra (si alguien nota el detalle de la escena en el bote, que avise). Y aunque la trama se reviste de tragedia en más de una ocasión, los matices románticos que le aplica la pareja protagonista no tienen desperdicio (como la escena del traslado a otra prisión, con McGregor persiguiendo a su amado y Carrey gritando el título de la cinta desde el omnibus), generando empatía desde la secuencia en la biblioteca hasta esas excelentes discusiones de pareja en los momentos de quiebre del guión.

Esta comedia dramática con tintes de biopic (es una historia real, según se dice) cuenta con un raro pastiche entre la parodia y el romanticismo, que a veces le juega en contra, aunque siempre está McGregor dispuesto a ponerle el pecho a cada escena y salvar al relato de la ambigüedad. El guión, a pesar de ser muy sólido, a ratos se cae, y deja muchos cabos sueltos que al final resultan no ser de mucha ayuda.
Esto, y teniendo en cuenta que la película está practicamente partida en dos partes bien marcadas -por un lado, la historia de amor entre Steve Russell y Phillip Morris (con todas las escenas de la cárcel siendo lo mejor del film, por lejos), y por otro las andanzas de Russell, lo cual seguramente se dio con el fin de lucir las cualidades histriónicas de Carrey-, es lo único desfavorable que se le puede atribuir a esta creíble, transgresora y ácida producción francoamericana.

Y, como decíamos, se da un raro episodio interpretativo, ya que tenemos a la insulsísima Leslie Mann aportando bastante al inicio de la historia, junto con la participación de Rodrigo Santoro siendo, además de necesaria, efectiva para ciertos momentos en que el guión necesita encontrar un claro donde descansar (por ejemplo, en los sucesivos intentos de suicidio del protagonista). También hay ciertos momentos en que la dirección cobra fuerza y el relato se nutre de seriedad y credibilidad, motivo por el cual la tragicomedia se vuelve digerible incluso para aquellos pudorosos que no encontrarán la gracia ni en las fuertes escenas de sexo ni en los chistes racistas o religiosos de los tramos más brillantes del film.

Por último, cabe resaltar la importancia que se le da a los cimientos psicológicos que fundamentan todo lo sucedido, incluso cuando la voz en off de Jim Carrey ya no aguanta más el peso de tanto giro argumentativo. Además de sólido, entonces, el guión resulta pertinente, algo que ya no sucede en las comedias que nos llegan desde Hollywood (aunque ésta lo es sólo en parte).

I love you Phillip Morris invita a sacarse los tabúes, para disfrutar de 102 minutos de comedia negra de la buena, con actuaciones excelentes, gags efectivos y una historia de amor encerrada en una nube (con forma de pene) de credibilidad, solvencia y, principalmente, divertimento "a la Carrey".

viernes, 13 de agosto de 2010

Green Zone

Título: Green Zone
Director: Paul Greengrass
Guión: Brian Helgeland y Rajiv Chandrasekaran (libro)
Género: Acción, Drama, Thriller, Guerra
Duración: 115 minutos
Orígen: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España
Año: 2010
Reparto: Matt Damon, Yigal Naor, Greg Kinnear, Brendan Gleeson, Amy Ryan, Jason Isaacs, etc.


El verdadero drama en Iraq

Frenético thriller dirigido con mano sabia por el siempre confiable Paul Greengrass, quien anteriormente nos deleitó con otras obras como United 93 (2006), The Bourne Supremacy (2004) o The Bourne Ultimatum (2007), con ésta última merecedora de la mejor calificación. Ahora llega con un drama bélico muy realista sobre los días posteriores a la invasión estadounidense en Iraq, generando un clima excelentemente caótico y propicio para la acción que allí se da lugar. No hay exceso de belicosis, y, cuando se habla, se habla en serio (bien a lo Greengrass, aunque el guión no sea suyo). Pero, principalmente, y lo que más se agradece, es que se reprueba la belicosis.

A diferencia de la propagandística y edulcorada The hurt locker (2008), ganadora -pero no merecedora- del Oscar 2010 a Mejor Película, Green Zone manipula la información de una manera muchísimo más cuidada, con la intención de no caer en el peor error que caracterizó a la sobrevaloradísima cinta de Kathryn Bigelow: la ambivalencia de la hipótesis.
Greengrass, con su ya reconocida cámara en mano, practicamente intenta documentar cada segundo de lo que sucede en la Zona Verde -desde los entramados políticos que encaminaron una de las más reprobables movidas del gobierno de George W. Bush, hasta las mismas instalaciones del lugar, haciendo un contraste genial respecto a la situación sociopolítica que se desata fuera de los muros-, con el fin de exponer la idea inequívoca de lo que sucedió en aquellos meses del 2003 que marcaron un hito en la historia.

A la fórmula Bourne (Damon-Greengrass) no se le escapa una. Damon nuevamente está soberbio en su papel (ya se está convirtiendo en el favorito de este blog, en lo que a intérpretes contemporáneos se refiere, por su camaleónica forma de adaptarse a cada personaje), aunque se reconocen ciertos rasgos (¿adrede?) de Jason Bourne. Por su parte, el dire apunta cada ítem de la composición visual a su tésis, como un todo que termina definiéndose -o diluyéndose suavemente- en las secuencias de acción tan bien rodadas, como las de las dos escenas iniciales.

Y hacemos hincapié en la "tésis" argumentativa porque, si la comparamos maliciosamente con la reciente ganadora de la inocente Academia hollywoodense, claramente ésta última sale perdiendo. Cuando The hurt locker aplaude a esos héroes que están resignados a tomarse la "droga del hombre" que es la guerra, Green Zone intenta apartarlos del campo de batalla, poniéndolos en situaciones más humanas e icónicamente superiores a la inquieta cámara de Bigelow. La forma en la que el Jefe Roy Miller (Damon) va encontrando las respuestas, sin caer en la típica "verdad-absoluta-del-protagonista-inocentón", es un claro ejemplo de esto que se menciona. Y el desenlace de la película es otro excelente ejemplo, con el secuestro y el comunicado de prensa mostrados en montaje paralelo, denostando una calidad narrativa superior a la interesante pero unidireccional propuesta de Bigelow.

Ya dejando de lado la comparación a la que se presta el género y el guión, y que además permite aclarar que la cinta no recibió buenas respuestas en Estados Unidos precisamente porque, tal y como lo dijo un colega, los ciegos ciudadanos norteamericanos "prefieren la imagen de héroes que se muestra en The Hurt Locker" (a lo que yo agregaría que más bien es lo que les quieren imponer desde las campañas propagandísticas), pasamos a hacer valer los dotes del último trabajo de Greengrass.
Se destaca el diseño de arte, creando esas locaciones tan reales para alterar el orden de una manera muy creíble y aplaudible. Como decíamos, la escena inicial con el bombardeo a Bagdad de fondo (¡qué oportuno ese zoom-in, Paul!), es genial, y también se destaca el hecho de que casi no hay banda sonora, lo cual impregna aún más de realismo la trama bélica.

Pero lo que más se aprueba es el ya mencionado contraste entre lo que sucede dentro del muro y en la resistencia. Greengrass juega al desentendido filmando la conversación en la piscina del hotel, o la de la habitación de la reportera del Wall Street Journal, para que uno diga "mirá vos, qué lujazo es ese lugar", mientras secuencias anteriores muestran al ejército estancado en un tránsito provocado por gente que ruega tanques de agua para subsistir. Aquí, los tiranos son los visitantes, no los locales.
Aquí no hay escenas en las que una anciana lugareña engaña a un capitán en su mercado mientras esconde una bomba; aquí, en busca de defender la integridad de su país, un lugareño filtra información a un soldado extranjero que aún así parece de confianza. Aquí cada fotograma está impregnado de desesperación basada en la crisis humana que supone la invasión estadounidense (planos aéreos al barrio de Adhamiyah), buscando dejar expuesta la soberbia tiranía de la Autoridad Provisional de la Coalición (plano aéreo al Palacio Republicano), no de desesperación por estar "Oh! atrapado en este infierno..." (véase "El infierno de los beligerantes").
También se yuxtapone esa enmarañada demostración de la complicidad de la prensa, tan culpable como los impulsores de la movilización, algo que además de arriesgado se materializa como oportuno, ya que no intenta hacer de eso un descubrimiento de la pólvora como sí pasó con el burdo recurso de la cita de Chris Hedges en el comienzo de la ahora inferior película que ponemos en comparación.

Green Zone no sólo enaltece la imagen de Greengrass como realizador realista y frenético buscador de la documentación de su mundillo ficticio, sino que además, mientras se juega como un producto creíble y atractivo por su factura técnica y sus buenas secuencias de acción, demuestra que algunos ya galardonados todavía deben aprender mucho sobre incursionar en el género bélico. Y, si bien se le puede atribuir mucho de la saga Bourne (el reparto se adapta muy bien pero conserva la escencia de ésta última), y le cuesta empezar, mantiene un toque indiscutido de originalidad puesto a merced de los defensores de una verdad política muy cuestionada por cuestiones del mismo tipo. He ahí su poca repercusión a nivel global. No aprendemos más...

jueves, 12 de agosto de 2010

Qué bien venden en Hollywood

"El cine es un espectáculo. Y aquí no habrá cine hasta que no se tenga noción de que eso es así. Ahí tienen la industria norteamericana, que es consciente de ello, y así le va. Vendrán a pisotrearlos si no son conscientes de que el cine es un espectáculo. Hay que mostrarle al público lo que quiere ver." Jorge Castro (Xavier Elorriaga) en Tesis, de Alejando Amenábar.

Siendo honestos, la cartelera estadounidense este año viene siendo un completo desastre. Salvando algunos títulos que se sabían buenos, tales como Toy Story 3 de Pixar, Shutter Island de Martin Scorsese (que en muchos casos no gustó) o Inception de Christopher Nolan (pasó lo mismo que con la de Scorsese), este año nos tuvimos que fumar comedias bien estúpidas y sin gracia, regresos de actores consagrados que buscan agregar algunos ceros a sus cuentas bancarias, y proyectos fallidos (metiendo una vez más al género de terror como el que más salió como perdedor). No obstante, y si somos conscientes de que esto es así, ¿qué nos hace seguir yendo al cine para ver lo que nos ofrecen desde la ex-meca del cine?

Hoy les traigo, y a diferencia de lo que siempre acostumbro en este blog (sólo opiniones de películas), dos anticipos de títulos norteamericanos que se esperan en grande para la cartelera 2010. Uno, la reunión del dream team guerrillero hollywoodense (sólo faltó Chuck Norris, creo) en The Expandables; el otro, un documental (aparentemente ficticio, o no, desconozco esta certeza) que triunfió en la edición del festival de Sundance de este año, llamado Catfish.

The Expandables
, todos sabremos de qué irá: tiros, explosiones, matones, disparos, corridas, golpes, explosiones, y toda una verborragia visual que hará que para el espectador sea imposible todo intento de relexión o análisis. En definitiva, un combo de luces y sonidos sin contenido alguno.
Catfish, por su parte, se apunta como un nuevo episodio en el fenómeno de 'mockumentales', hijos bastardos de The Blair Witch Proyect (1999), y que tuvieron en Paranormal Activity (2007) su más reciente boom masivo.

A continuación, les propongo que veamos las presentaciones publicitarias que ofrecen ambos. El primero, de una manera muy original (y que quizás sea mejor que la película en sí misma); el segundo, con un efectivo intento de persuadir al espectador ávido de realidades cotundentes, a través de un trailer que se debate entre la mera demostración explicativa con climax incluído, a incluso ciertos remates humorísticos (supondremos), con frases de críticas de medios como "El mejor film de Hitchcock que Hitchcock no haya dirigido."

Anuncio de The Expandables (click para ir al canal de la película en YouTube)

Trailer de Catfish

¿El resultado inmediato? Quizás la segunda lo logre mejor, pero ambas propuestas se esmeran en llevar -aunque sea a la fuerza- al espectador hacia las salas de cine, sin importar la devolución. El caso es que aquí tenemos un ejemplo de que Hollywood largará un %20 de buenos productos, pero sigue consciente de que lo suyo es el espectáculo, y aunque sea nos ofrece adelantos prometedores. Y he aquí la respuesta a la pregunta inicial: por qué, a sabiendas de la calidad que supone el contenido, terminamos yendo lo mismo al cine. Se atienden puntos de vista.

domingo, 8 de agosto de 2010

Mr. Nobody

Título: Mr. Nobody
Director: Jaco van Dormael
Guión: Jaco van Dormael
Género: Drama, Fantasía, Romance, Sci-Fio
Duración: 138 minutos
Orígen: Bélgica, Francia, Canadá, Alemania
Año: 2009
Reparto: Jared Leto, Diane Kruger, Sarah Polley, Linh Dan Pham, Rhys Ifans, Natasha Little, Toby Regbo, Juno Temple, etc

Eso que llaman "vivir"

Cómo empezar. Por dónde. Se hace difícil, porque uno se sienta a intentar describir las sensaciones provocadas después del visionado de una película, y termina a veces diciendo algo totalmente opuesto a lo que tenía en mente. No es crítica, es sólo una opinión (para lo primero ya hay gente a la que se le paga por hacerlo). No, ésta vez será diferente. El teclado me desafía. Me pienso, cómo me estaré viendo en este momento, qué cara estaré poniendo ante la incertidumbre de tener que hablarles a mis queridos lectores sobre Mr. Nobody, una joya manifestada cinematográficamente a cargo de Jaco van Dormael. Será difícil, pero lo intentaré.

¿Y por qué se hace tan difícil? Porque cuando uno se para frente a la cartelera y ve tanto título berreta (sin ánimos de atentar contra los gustos de nadie ni de ofender la creación de algunos), tanta porquería sin contenido, sea del país que sea, se siente como resignado. Y resulta ser que allá a lo lejos hay un tipo que con un poco de la imaginación propia -en medio de esta era de adaptaciones, remakes y demás insultos a la creación ajena- logra concebir un producto profundo, reflexivo, intenso y emocionante, que desborda cine en cada uno de sus fotogramas; Pero el cine posta, no eso que nos hacen consumir hoy... el cine de autor, el cine de antaño, el de las influencias, el de las referencias. El cine de la imagen.

Finalmente me determino a empezar por las actuaciones:
Jared Leto, ahora genio de las miradas, que deja de lado el papel del carilindo afeminado y la miradita supuestamente rebelde de 30 seconds to Mars para terminar llevándose todos los laureles por una interpretación mo-nu-men-tal, en la que, ayudado por la magia del maquillaje y demás artimañas, es capaz de aparecer en el 80% de las escenas encarnando al mismo personaje en diferentes facetas, y seguir vivo para contarlo.
Después, Diane Kruger... ¿Qué más se puede decir de esta mujer? Tarantino nos enseñó su talento en alto nivel, y ahora Van Dormael la catapulta a la cumbre de la actuación, al permitirle a este hermosa mujer que nos deleite con un papel inquietante y emotivo, que se hace indispensable para los que la estamos viendo y para Nemo Nobody (Leto), quien hará un montón de cosas hasta determinar que ella puede ser el amor de su vida (hay tres mujeres en una disputa que desafía el espacio y el tiempo).
Sarah Polley, tremenda, fenomenal, avasalladora y firme en su personaje. Esta mujer asombra en cada aparición, y eso que, si se quiere, hasta la inclusión de la mujer que encarna quizás sea lo que más molesta en la intrincada historia del realizador belga.
Los padres de Nemo, interpretados por Rhys Ifans y Natasha Little, son de extrema importancia en la trama, y Little e Ifans no se quedan atrás en sus aportes. Lo mismo sucede con Linh Dan Pham (¿es posible que en menos de cinco minutos totales de aparición en el metraje la contribución sea tan valiosa? Parece que sí).

Pero los que se llevan todos los aplausos son la perejita adolescente protagonizada por Toby Regbo y Juno Temple. Estos dos jovencitos son una delicia actoral. Logran una química impresionante, y conmueven con el realismo al que nos dejan participar con su extraña pareja.

También tenemos el apartado técnico (parece que me decidí a escribir mucho), con fotografía, montaje -¡que se tardó un año en lograr!-, dirección de arte, sonido y dirección magestuosas. Y su mención especial merece la banda sonora: otro exquisito acierto a cargo de Pierre van Dormael.

No quiero inflar esta peli, porque quizás mis lectores al verla tengan muchas expectativas y después eso le juegue en contra. Sólo quiero intentar definir algo que con un tipo de cine como éste cuesta mucho. Van Dormael logra plasmar la esencia del experimento artístico (las tomas fotográficas a toda velocidad, los planos ficticios, esa suerte de diapositivas que se suceden mientras Leto explica a modo científico las teorías psicológicas, sociológicas y físicas que dan sentido a todo el revoltijo que estamos presenciando) con un cine distinto, trascendente, que cuenta lo suyo con la imagen a pesar de que con su historia literaria bien podría ser un bestseller. Pero precisamente el mayor logro de Mr. Nobody está en que esto es cine, y es imposible de imitar, adaptar, transferir o lo que sea, aunque se aprecia con una sonrisa satisfactoria en la cara las referencias/homenaje al cine de Kubrick -al parecer, 2001: A space odyssey es el que más pisó fuerte en la inspiración de Van Dormael-, Aronofsky y otros que ya pasan por la apreciación propia.

En fin, el film tiene de todo, aunque lamentablemente no sea para todos. Con justa razón saldrán los que dicen que es tediosa (dura 138 minutos), abstracta (gracias a Dios que lo es), o incluso innecesaria, ya que el final termina traduciendo todo lo que veníamos sospechando pero sosegados por el placer visual de la propuesta nunca protestábamos.
Y no me quejaré, aunque sí saldré a defenderla, con uñas y dientes. Porque Mr. Nobody es una mirada original y muy propia (tanto del creador, como de los que lo interpretan) de un montón de cosas que hacen al ser: amor, tiempo, decisiones, tristezas, incertidumbres, sueños, ilusiones, historias, imaginación... en resumen, eso a lo que se le llama vivir.

jueves, 5 de agosto de 2010

Inception


Título: Inception
Director: Christopher Nolan
Guión: Christopher Nolan
Género: Acción, Sci-Fi, Misterio, Thriller
Duración: 148 minutos
Orígen: Estados Unidos, Reino Unido
Año: 2010
Reparto: Leonardo DiCaprio, Ellen Paige, Joseph Gordon-Levitt, Tom Hardy, Ken Watanable, Cillian Murphy, Marion Cotillard, Michael Caine, etc.

Sueños que no son sueños

Ante tanta -demasiada- expectación, y todo el embrollo que se armó con las distribuidoras, ya era inminente que a Inception le jugaría en contra una antesala plagada de rumores y gente que dice que lo nuevo de Christopher Nolan es una obra maestra que va camino al clásico. No obstante, después de un visionado en que uno se la pasa intentando entender (después diremos qué), la peli convence y gusta mucho a pesar de un par de cositas que pasamos a mencionar.

En la cinta se trata el tema de lo onírico como eje central, aunque es bastante reprochable la poca imaginación que denosta el director de Memento (2000) y The dark night (2008) respecto a la idea de los sueños. No vamos a develar la trama, pero para dar un pequeño pantallazo, y sin caer en la maldad de muchos que injustamente compararon la esencia del film con obras de Lynch o Buñuel, diremos que aquí no hay surrealismo, no hay libertad, no hay tales sueños según como son en verdad.
¿Qué soñamos? ¿Cosas locas, banales, sin sentido, sin estructura, sin continuidad? ¿O nuestros sueños son las "proyecciones" de la realidad impulsadas por nuestras ideas y nuestros recuerdos?

Muchos salieron a defender a Inception alegando que había teorías del psicoanálisis y de la física, pero la verdad es que no se trata la idea de la memoria o la consciencia, sino más bien se piensa que la mente es el escenario de unos sueños que tienen más parecido a un videojuego que a lo que Nolan intenta hacer parecer.

Aún así, y dejando esto en claro, esta película tiene una dirección impresionante, un apartado técnico espectacular, con un montaje alucinante y una puesta en escena digna de aplausos. El guión está bien, pero tiene más laberintos que los que tiene que construir el arquitecto (¿no hemos escuchado esto antes... en Matrix quizás?) para armar las misiones encabezadas por un Leonardo DiCaprio que está simplemente correcto, al igual que todo el reparto en general.
En lo actoral, no hay nadie que se luzca demasiado y, sinceramente, da un poco de cosita ver a Michael Caine relegado a un mínimo papel como el que tiene. Todos están en la línea de lo correcto, quizás con un Tom Hardy sobresaliendo algo más por la cuota de histrionismo que le impregna a la cinta, pero nada más. Es que cuando hay tantas estrellas en una misma propuesta queda diluída la labor general y hasta los personajes se hacen difíciles de creer. Pero aún así, este grupo sale airoso.

Decíamos entonces, que la idea de los sueños es la excusa perfecta para un despliegue cinematográfico gustoso y atractivo, pero que se ve afectado por tanta vuelta de tuerca. Este servidor se pasó todo el visionado debatiéndose entre entender el guión (que está bastante bueno y hace trabajar muchísimo el cerebro) y entender cómo se rodaron ciertas escenas espectaculares como las de anti-gravedad protagonizadas por Joseph Gordon-Levitt (que quizás sea el más flojito de todos). Después, puro disfrute visual, como las escenas en ralenti, acompañadas por un gran trabajo fotográfico de Wally Pfister y redondeada con una común pero aceptable banda de sonido del genial Hans Zimmer. Se destaca el plano final, que nos corta la respiración hasta que la pantalla queda en negro; si se entendió el guión, claro...

Inception
tiene mucho para contar y mostrar, aunque no se debiera permitir que Nolan nos diga que precisamente eso que nos muestra es un buen concepto de los sueños. En ese sentido, y ante las expectativas que ofrecía, digamos que el surrealismo nos lo debe para la próxima...

domingo, 1 de agosto de 2010

Cinco días sin Nora

Título: Cinco días sin Nora
Director: Mariana Chenillo
Guión: Mariana Chenillo
Género: Comedia, Drama
Duración: 92 minutos
Orígen: Mexico
Año: 2008
Reparto: Fernando Luján, Enrique Arreola, Ari Brickman, Juan Carlos Colombo, Angelica Peláez, etc.

Proxémica del trámite post mortem

Uno de los mayores triunfos que se pueden encontrar en la vida quizás sea el descubrir que una causa propia une a las personas. O que un emprendimiento propio logre concretarse, generando respuestas positivas por parte del entorno, y así finalizar la misión con una buena sensación. Esto puede ser lo que sucede (o no) en el caso de Nora, que muere con todo preparado para un funeral tradicional sin complicaciones, pero intentando manipular a todos sus seres cercanos.

La premisa de la que parte Mariana Chenillo para Cinco días sin Nora es muy original y, principalmente, divertida. Cómo de un funeral o de la muerte de una persona pueden surgir tantas situaciones hilarantes o tantos momentos de tensión que deriven en un desenlace provechoso para la historia, no es más que un gran triunfo de esta jóven directora que de a poco se va abriendo camino con obras de su autoría.

Con un reparto excelentísimo, lleno de aciertos y con una química impresionante, la película cuenta los días posteriores al suicidio de una mujer con un pasado lleno de secretos. Secretos que se irán desempolvando a medida que su ex-marido, José (descomunal interpretación de Fernando Luján), comience a aburrirse dentro del frío y silencioso departamento de la difunta, donde se tiene que quedar hasta que su hijo, Rubén, vuelva de sus vacaciones interrumpidas.

La fotografía es espectacular, y el montaje con esos flashbacks intercalados entre la mirada nostálgica de José, son los dos mejores matices del film, además del mencionado reparto y el guión escrito por Chenillo.
Es increíble como se puede pasar de la risa al drama en cuestión de segundos, gracias a los momentos milimétricamente preparados para hacer de hilo conductor de una trama que en manos equivocadas podría caer en el desastre total, por los momentos de tedio y de pesadumbre a los que se presta el luto extendido.

De todos modos, lo más significativo de la película es ese juego simbólico que la directora hace constantemente, contraponiendo dos religiones eternamente en discordia como el judaísmo y el catolisismo (¡contrastados con el ateísmo!), con sus tradiciones y costumbres puestas en juego para una lucha de posiciones que termina diluyendo -a favor de la risa del espectador- el eje central del problema: el funeral de Nora.

Además, está el hecho de que casi toda la acción transcurre dentro del apartamento, algo que se logra gracias a una utilización de los espacios muy bien tratada, junto con una dirección de arte soberbia. En definitva, un film imperdible.
Queda como punto de partida esa toma final tan reveladora, con el fin justificando los medios hasta el último plano general del edificio. Todo un acierto por parte de Chenillo, teniendo en cuenta que no utiliza el final como cierre, sino como invitación a una reflexión posterior al visionado.

Cinco días sin Nora puede parecer ambivalente en su carta de presentación (es cierto que genera dudas ese pasaje abrupto del drama a la comedia), pero una vez iniciado el trayecto o, mejor dicho, el trámite, es un disfrute asegurado, desde la historia hasta lo cinematográfico.

Críticas de blockbuster: The Marc Pease Experience

Título: The Marc Pease Experience
Director
: Todd Louiso
Guión
: Jacob Koskoff y Todd Louiso
Género: Comedia
Duración
: 84 minutos
Orígen
: Estados Unidos
Año
: 2009
Reparto
: Jason Schwartzman, Ben Stiller, Anna Kendrick, etc

Del peso de los roles a la instatisfacción garantizada

Ben Stiller no aparecía en la pantalla grande desde la regular Night at the Museum: Battle of the Smithsonian (2009). Y se lo extrañaba en grande, ya que su última pisada fuerte fue en la genial Tropic Thunder (2008), película que él dirigió, escribió y protagonizó junto a un excelente Robert Downey Jr. que fue nominado a un Oscar por su participación en dicho film.
Desde entonces, poco se supo de este gran comediante, hasta la llegada (en DVD) a nuestro país de The Marc Pease Experience, una cinta plagada de comedia anodina y sin mucho gusto para la narración, dirigida por un tal Todd Louiso que nunca logra conectar los cables para que empiece la función. Eso sí, Stiller se luce.

Para empezar, cabe mencionar que el peor error de Louiso fue confiarle el papel protagónico de su historia a un actor como Jason Schwartzman, un tipo que rara vez entrega un papel bueno y que encima apoya toda posibilidad de triunfo actoral en su horrenda cara y los estilos que le hacen lucir en sus personajes, algo que pocos pueden hacer sin morir en el intento.
Marc Pease, un perdedor hecho y derecho que está cegado por una experiencia fructífera con el coro de la secundaria que, según piensa (o le hicieron creer), lo catapultará al éxito, tiene todos los condimentos necesarios para que se lo odie. Molesto, quisquilloso, perdedor, feo y obsesivo... pero sin hacer de estas cualidades una oportunidad para hacer reír. No, es como normal en él ser así, y la película lo acepta. Y con eso tenemos que seguir adelante.

La historia, totalmente "innecesaria", como se suele decir en estos casos, puede llegar a generar rechazo desde el mismísimo momento en que conocemos el catalizador psicológico que se utiliza como punto de partida: Pease está estancado por haber huído de la obra de teatro del Mago de Oz en la secundaria, y usa su éxito juvenil con el grupo Meridiano 8 (cantantes a capela) para envolverse en una realidad distorsionada por el cinismo de su profesor, Jon Gribble (Stiller, brutal), que para conseguir que la obra no fracase lo convence tras bambalinas de que el día que Meridiano 8 grabe un demo, él los producirá. A partir de esto, comienza el acecho del personaje de Schwartzman al de Stiller, sin nunca despegarnos una buena sonrisa.

Por otra parte, tenemos a la bipolar actriz Anna Kendrick, que puede aparecer en la saga Twilight y al día siguiente deslumbrar en Up in the air (2009), para luego tener otra recaída y terminar haciendo un papel totalmente indefinido, como lo es el suyo en esta película. Kendrick hace de la novia de Marc Pease, una chica que canta porque el novio le dijo que lo hace bien, pero que sabe que nunca triunfará porque no sale del coro. En fin, notarán que todo es una gran basura que no atrae en nada.

Para ir redondeando, lo único destacable es la burla (si es que la hay) que aparenta el film respecto a los musicales escolares al estilo High School Musical (¡hasta cantan "We're all in this together"!). Pero además de eso, notar como Ben Stiller puede hacer reír a lo loco o entregar un papel serio, casi de tirano, como el de éste film. Su personaje es lo único atractivo de la película, destacando esa lucha en la oficina en la que sólo se usan los pies (un chascarrillo inútil pero efectivo) y los momentos en que despliega la típica irreverencia humorística que tanto bien le hace a su imagen como comediante y como actor.

Atención amigos, The Marc Pease Experience puede ser una mala experiencia si lo que se busca es reír con una película bien hecha o bien actuada. Y lo peor es que exponentes como Kendrick o el propio Stiller quedan pegados en un proyecto así. Todo pasa por la distribución de los roles, y por dejar la acentuación de la acción en manos equivocadas. Será la próxima Louiso, Schwartzman y compañía.

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