Dirección: Zoltan Sóstai
Guión: Ivo Marloh, Zoltan Sostai, Sándor Szalma, János Váradi
Género: Animación, Misterio, Ciencia Ficción
Duración: 78 minutos
Orígen: Hungría
Año: 2013Ajenos a la aventura incesante
A veces leemos algunas críticas que definen de forma categórica qué
es cine y qué no, o cuándo una película “tiene cine”. ¿Qué es eso?
Quizás ni los que escriben entienden las dimensiones de semejante
aseveración. En el caso de El Ciclo Infinito 3D, nos encontramos
ante la exasperante e incómoda situación de tener que determinar esto.
¿Esta película tiene cine? ¿Es cine? En fin, una pavada, que dejaría
completamente de lado lo sustancioso que puede llegar a ser el análisis
en capas que propone este film de animación dirigido por el tipo con el
nombre más cool de la industria: Zoltan Sóstai. Este realizador húngaro
formado dentro del ambiente de los videojuegos debuta en el cine con
esta ópera prima estrafalaria y sofocante, así como intensa pero
soporífera.
La ambigüedad a la hora de determinar si lo que tenemos en frente es
algo que excede nuestra capacidad de asombro y nuestra paciencia o
simplemente es una de las estupideces más grandes jamás hechas, no debe
asustarlo, estimado lector. A todos nos pasa. De hecho, al llegar a la
mitad de la película es difícil no pensar que uno está ante una
pesadilla espantosa de la que no puede salir a menos que se quite los
anteojos para el 3D y salga corriendo, atropellando a los demás que
intentan abandonar también la sala. Si esta exagerada reacción es
positiva o negativa, queda a criterio de cada uno. Convengamos que no
cualquiera logra eso.
Así de mala es la película. ¿O no? ¿O tal vez es un ejercicio
experimental de imagen y sonido que propone alejarnos de lo que
habitualmente propone el cine de animación en cuanto a estética y
narrativa? Ahí vamos con ese esquivo y pretensioso interrogante de
nuevo. Lo cierto es que estrictamente desde el lenguaje, El Ciclo Infinito
tiene poco cine porque el montaje, casi en su totalidad en
plano-secuencia, y el punto de vista desde el que se narra, no ayudan
mucho a decir lo contrario.
Nota para los cineastas que se inicien en el rubro: animación + 3D +
cámara en mano frenética = mareo total. No-lo-hagan. Es horrible e
imposible de ver. Si a eso se les ocurre agregar una banda sonora
insufrible con techno y sonidos del Atari, tienen un combo insostenible
que obliga a cerrar los ojos porque todo ya es demasiado (malo).
Ahora, resaltando lo bueno, porque lo tiene, El Ciclo Infinito
posee momentos en donde la profundidad de campo realmente se disfruta,
demostrando que el director quizás en un futuro pueda intentar filmar
buenos thrillers desde lo estético. Hay momentos en donde la cámara nos
permite perseguir al protagonista dentro de ese enigma que lo rodea, con
personajes distantes y misteriosos, con un clima bien logrado a pesar
de lo delirante que se puede tornar todo.
A pesar de eso, en este caso se queda corto porque el surrealismo no queda bien con la temática que se propone. Y a su vez también por momentos se intenta un grado de realismo que escapa a lo que brinda la animación y la propuesta inicial (los humanos tienen unas caras con “gráficos” -digamos- de video-juego de fines de los 90) y, desde lo técnico, no hay un buen trabajo de sonido con los diálogos. Eso sí, la película no es mentirosa: realmente es un ciclo interminable, donde, si se uniera el final con el comienzo, tendríamos a la historia sucediendo una y otra vez hasta el fin de los tiempos (sólo que con el mismo pobre resultado).
En definitiva, no es por ser básico, pero somos partícipes de una
historia gélida, repetitiva (de ahí el título, como habrá notado), e
interminable. Es como si estuviésemos ante un video-juego que puede
llegar a ser atractivo, por lo intenso, pero Zoltan Sóstai no nos deja
jugar porque no larga el joystick y le divierte repetir el nivel todo el
tiempo.
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