Título: Grown Ups 2
Dirección: Dennis Dugan
Guión: Adam Sandler, Tim Herlihy y Fred Wolf
Género:Comedia
Duración: 101 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2013Reparto: Adam Sandler, Kevin James, Chris Rock, David Spade, Salma Hayek, Steve Buscemi, etc
Impune mal gusto
Texto originalmente publicado en La Mirada Indiscreta
Debo reconocer que para mí, Happy Madison -la productora de Adam
Sandler-, es una factoría de placeres culpables. Allí está siempre en el
cable la filmografía de Dennis Dugan o Peter Segal, con Sandler
poniendo la cara, para engancharme a cualquier hora del día en cualquier
momento de la semana. Lo banco mucho a Sandler. Creo que es un
comediante-autor, con una visión muy marcada del mundo, repitiendo casi
siempre el mismo personaje porque así reafirma esa mirada.
Así como tuvo sus papeles típicos, Sandler también supo demostrar que
cuando es comandado por un buen capitán detrás de cámara, hace cosas
muy buenas, como en Punch-Drunk Love (Paul Thomas Anderson, 2002), Reign Over Me (Mike Binder, 2007), Funny People (Jud Apatow, 2009) o incluso sus obras más cercanas como Click (Frank Coraci, 2006) o 50 First Dates (Segal, 2004). A eso le sumamos sus clásicos Happy Gillmore (Dugan, 1996) y Billy Madison (Tamra Davis, 1995) y creo que ya quedó claro, ¿no?
Sin embargo, tristemente, Sandler ha decaído a una velocidad
estrepitosa en estos últimos años de su carrera. Opta por papeles
estúpidos, guiones pobres y películas vacías y auto condescendientes,
sin ningún tipo de mirada. Y esa anarquía no se trata de una libertad
inescrupulosamente genial, como la de un Ben Stiller o un Adam McKay
(maestros totales de la nueva comedia americana), sino de un simple
descarrilamiento hacia un sinfín de pavadas que no hacen más que minar
de argumentos en contra a aquellos que queremos defender una filmografía
muy añorada y particular como la de Sandler.
Y en ese contexto arriba a las salas Grown Ups 2, secuela
de la ya soporífera primera parte que reunía a todos los compinches de
carrera de Sandler con la excusa de hacer una película para reírse entre
ellos frente a cámara. Si aquella historia carecía totalmente de una
buena narrativa por ser trabajada sin más intención que la de la mera
auto-referencia o el lucimiento de los protagonistas (entre los que
están Chris Rock, Kevin James, David Spade y Steve Buscemi), ésta
sencillamente se desbarata en una interminable sucesión de gags
malogrados, situaciones inconexas y hasta mal gusto.
A pesar de lo mala que era, en la primera parte al menos teníamos una
historia para presenciar, un hilo narrativo para seguir y hasta si se
quiere un motivo sensiblero típico en las películas de Sandler (sí, son
suyas; Dugan es sólo una marioneta): un grupo de amigos que se reúnen
tras el fallecimiento de su entrenador de la infancia para pasar el fin
de semana juntos recordando viejos tiempos.
En esta continuación, en cambio, tenemos a la familia del adinerado
Lenny Feder habiéndose mudado a su pueblo natal, donde allí
supuestamente tenemos que sentirnos inmersos en el día a día tradicional
de cada habitante. El resultado deriva en un chiste peor el que otro,
escenas sumamente patéticas y una catarata interminable de idioteces que
cualquier montajista en su sano juicio cortaría en la isla de edición. Y
todo eso con un público estadounidense colmando las salas (entre las
dos partes llevan recaudados ¡casi 300 millones de dólares!), quién sabe
por qué motivo, y blindando al comediante y todo su equipo de una
impunidad irritable y triste. Triste, insisto, por su entrañable
filmografía.
Preste atención, lector. Como todo lo que viene produciendo Sandler
desde hace 5 años, lo mejor que puede hacer al ver el póster de una de
sus películas en cartelera es alejarse, o quizás hasta correr. Que no
viene mal un poco de ejercicio tampoco.
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