Dirección: Semih Kaplanoglu
Guión: Semih Kaplanoglu y Orçun Köksal
Género: Drama
Duración: 103 minutos
Orígen: Turquía
Año: 2010Reparto: Bora Altas, Erdal Besikçioglu y Tülin Özen
Niño de pocas palabras
La sutileza de esta historia está basada en sus planos largos (larguísimos, a veces, como el del comienzo y el final) de la vegetación en la selva turca, y un trabajo sonoro formidable en el que los diálogos tienen un colchón de naturaleza de fondo, pero con un silencio aún más notable como base.
Bal (2010) es una película bellísima si se la juzga como un drama de superación, sostenida por la magistral actuación del niño Bora Altas, quien expresa a la perfección sus sentimientos tan sólo con el rostro. Él y su padre viven juntos en ese microcosmos forestal, trabajando en la apicultura.
Los susurros son su única vía segura de comunicación, así como la lectura de un cuento que tiene enfrentar en horas de clase (las mejores escenas de la película). Asimismo, la labor de Erdal Besikçioglu como el padre de Yusuf es trascendente, si se tiene en cuenta el giro de 180 grados que da la trama tras su ausencia. Y eso no sólo se siente porque así lo dictamina el guión, sino porque el personaje es de un peso innegable.
Esta cinta turca que ganó el Oso de oro en la Berlinale del 2010 tiene como condimento extra esa atmósfera bucólica que nos ofrece, además de una historia familiar hermosa, distintos matices culturales de un país como Turquía, que tanto séptimo arte tiene para ofrecer y no siempre recibe la atención que merece.
Bal (2010) es una película bellísima si se la juzga como un drama de superación, sostenida por la magistral actuación del niño Bora Altas, quien expresa a la perfección sus sentimientos tan sólo con el rostro. Él y su padre viven juntos en ese microcosmos forestal, trabajando en la apicultura.
Los susurros son su única vía segura de comunicación, así como la lectura de un cuento que tiene enfrentar en horas de clase (las mejores escenas de la película). Asimismo, la labor de Erdal Besikçioglu como el padre de Yusuf es trascendente, si se tiene en cuenta el giro de 180 grados que da la trama tras su ausencia. Y eso no sólo se siente porque así lo dictamina el guión, sino porque el personaje es de un peso innegable.
Esta cinta turca que ganó el Oso de oro en la Berlinale del 2010 tiene como condimento extra esa atmósfera bucólica que nos ofrece, además de una historia familiar hermosa, distintos matices culturales de un país como Turquía, que tanto séptimo arte tiene para ofrecer y no siempre recibe la atención que merece.
A mi me pareciò una película muy recomendable, por lo que coincidimos en lo esencial. Y por cierto, es un placer volver a leer tus críticas despues de todos estos meses.
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