Mi documental "A Fanatic By Choice"

viernes, 4 de octubre de 2013

Elysium

Título: Elysium
Dirección: Mark Blomkamp
Guión: Mark Blomkamp
Género: Acción, Drama, Ciencia Ficción
Duración: 109 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2013
Reparto: Matt Damon, Jodie Foster, Shartlo Copley, Diego Luna, Wagner Moura, Alice Braga


Inmigrantes del paraíso

 

El director sudafricano que nos soprendió a todos con la poética y abrumadora District 9 en el 2009, vuelve con un drama futurista que vuelve a hacer hincapié en las desigualdades sociales, esta vez poniendo foco en una crítica severa a las políticas inmigratorias y el sistema de salud de los Estados Unidos (llevadas a una perspectiva macro) y la lucha de clases. 

Blomkamp logra una puesta en escena impactante e imponente, apoyada nuevamente por un despliegue técnico casi perfecto, con efectos especiales alucinantes y una fotografía preciosa del caos. A pesar de que a veces cae un poco en la repetición estética de ciertos escenarios similares a aquel gueto alienígena en su ópera prima, ahora logra componer una Los Angeles en 2159 devastada por la contaminación y el hacinamiento. Realmente vale la pena abstraerse del relato (si es eso posible, con lo fuerte que es en cuanto a peso narrativo y calidad de armado) por unos momentos y apreciar la forma en que el realizador y su equipo llenaron las colinas angelinas de todo lo que necesitaban para dar credibilidad a la idea visual. 

Las actuaciones son todas excelentes, algo no muy común en este tipo de propuestas. En este caso, quizás Blomkamp cae en un guión más esquemático y propicio a caer en los vicios del género, pero eso no le impide preocuparse por la tridimensionalidad de los personajes, mediante una gran dirección del reparto. Matt Damon, como siempre, está genial, pero también se destacan las actuaciones de Wagner Moura y un casi irreconocible Sharlto Copley, que como en District 9 (película que lo tuvo como protagonista) logra una transformación física asombrosa y compone un villano de múltiples fácetas realmente espeluznante, aunque de a ratos un poco excesivo. Diego Luna y Jodie Foster cierran un círculo muy correcto de actuaciones que realmente hacen muy amena la historia. 

Si la ciencia ficción no estaría tan preocupada por los efectismos y el ruido audiovisual hoy en día, saldrían obras como esta. Blomkamp pone el listón muy alto, porque a su relato futurista -apocalíptico, si se quiere- le agrega la crítica social que ya se está volviendo marca registrada de la casa. En esta caso traza los hemisferios actuales (norte y sur) como una distancia espacial en donde el paraíso Elysium -donde se mudan los ricos para escapar de una Tierra devastada por la humanidad- orbita en torno al planeta solo habitado por los marginados, los pobres y, sí, los latinos. 
Pero, ojo, que esta no es una mirada discriminatoria típica de Hollywood y su ombliguismo, sino más bien es el ojo reprobatorio de un director que así como en su primera obra hizo una metáfora genial del apartheid, esta vez nos vuelve a decir que los males particulares de una potencia económica en el futuro se globalizarán junto con el inevitable -y patético (se puede resetear un gobierno como a una computadora)- avance tecnológico. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

The Bling Ring

Título: The Bling Ring
Dirección: Sofia Coppola
Guión: Sofia Coppola y Nancy Jo Sales (autora del artículo The Suspects Wore Louboutins)
Género: Crimen, Drama
Duración: 90 minutos
Orígen: Estados Unido, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón
Año: 2013
Reparto: Katie Chang, Israel Broussard, Emma Watson, Leslie Mann, Taissa Farmiga, Claire Julien

El delito ingenuo

Texto originalmente publicado en La Mirada Indiscreta

La sobrevalorada directora Sofia Coppola convierte una reciente historia real bastante particular en una película soporífera y mal contada, que cae en su típico lugar de ilustración de las desgracias y decadencias de la aristocracia, intentando reafirmar su autoría, que ya quedó trunca hace rato. Lejos están los días de lucidez de Lost in Translation (2003) o la llamativa Marie Antoinette (2006). Ahora la hija de Francis Ford luce repetitiva y falta de ideas, con una pésima dirección de actores y una puesta en escena en piloto automático, intentando ser transgresora pero quedándose en un retrato banal sobre un relato verdadero que arrojaba a la luz la vulnerabilidad de la fama y su mundillo consumista.

Cuando una película basada en una historia real no logra conmover más que lo acontecido mediante el lenguaje cinematográfico y su magia narrativa, y en lugar de eso logra menos efecto que un video en Youtube o las fuentes de información, claramente algo anda mal. El material de archivo del juicio contra el grupo denominado Bling Ring Gang (seis adolescentes que robaron casi 3 millones de dólares en pertenencias de celebridades en Los Angeles), como cámaras de seguridad, entrevistas a los implicados, o incluso el propio artículo de la revista Vanity Fair en el que está inspirado el quinto trabajo de Coppola, tienen muchísimo más impacto dramático que la película en sí.

En la vida real, los seis delincuentes obsesionados con personalidades como Lindsay Lohan, Paris Hilton, Orlando Bloom, Megan Fox, entre otros, lucen como chicos comunes y corrientes, casualmente convertidos a la fama por sus acciones, en una siniestra retroalimentación de ese micro universo.
En The Bling Ring, la directora pone en pantalla un montón de caras bonitas que rompen completamente la atmósfera de transgresión, y los hace quedar –tal vez intentando ser neutral, o quién sabe por qué- como simples idiotas cleptómanos serviles a un producto pop divertido.
Si bien el grupo de amigos y amigas no tenía ningún manifiesto ni algún tipo de motivador real más que una extraña condición de idolatría por el estilo y la vida de clase alta, en la película son poco creíbles porque Coppola pierde demasiado tiempo queriendo armar escenas cool, musicalizadas con música de moda y supuestos momentos de rebeldía adolescente, en vez de ilustrar más humanamente a sus personajes sin tantos lugares comunes.

La película nunca despega y prefiere quedarse en los detalles más hedonistas y hasta fetichistas en lugar de contar bien un relato policial muy particular y profundo ocurrido hace no más de dos años y que, nuevamente vale insistir, demostró la fragilidad y vulnerabilidad que reviste el universo de la farándula hollywoodense. Por ejemplo, Paris Hilton deja las llaves de su mansión debajo del tapete de entrada, o todos los hogares son fáciles de mapear satelitalmente: todo esto en la película queda reducido a simples datos que funcionan como gags que dan una breve dinámica a la narrativa, pero jamás dichos detalles son tocados con profundidad porque Coppola está demasiado ocupada filmando sexys a las actrices (sobreactuadas todas) y poniendo a todo volumen la música para que haya un aire de libertinaje berreta, incluso tratado desde la ingenuidad.

El cine de Sofía Coppola ya hartó, es más de lo mismo. Y por como viene su filmografía, no parece querer desviarse de ese rumbo intrascendente, en donde la que parece estar obsesionada con el propio mundo banal y farandulero que la rodea es la propia directora.


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