Mi documental "A Fanatic By Choice"

sábado, 10 de marzo de 2012

Hugo

Título: Hugo
Dirección: Martin Scorsese
Guión: John Logan y Brian Selznick
Género: Drama, Aventura, Familia
Duración: 126 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2011
Reparto: Asa Butterfield, Chloë Grace Moretz, Sasha Baron Cohen, Ben Kingsley, etc.

Para el cine, con amor. Marty.

(Atención: con spoilers)
Una de las películas más esperadas y comentadas de esta temporada resultó ser la apuesta de Martin Scorsese por un cine más familiar, sencillo y limpio. Es así que Hugo (2011) quedó en boca de todos no sólo porque el director de Taxi Driver, Godfellas o The departed olvidó por un segundo a Leonardo DiCaprio y fue en busca de jóvenes actores para ilustrar una trama vestida de infantil, sino porque en ella también volcó sus ánimos más cinéfilos para una película que se planta como una de las declaraciones de amor más grandes al cine como el artificio más espectacular de la historia.

Hugo es lenta, por momentos aburrida, pero ahí está siempre la impronta artística imponiéndose por sobre la trama, con el desprolijo pero característico montaje típico de Marty y un deslumbrante diseño de producción para recrear la Paris de los 30. Y todo esto la hace inmensa, gigantezca, aunque nunca más que el aprecio que tiene el realizador por lo que está haciendo.

El homenaje constante a la figura de Georges Méliès (una descomunal interpretación de Ben Kingsley) y sus incursiones a la magia y la cinematografía (si es que una no quita a la otra realmente) no es más que una fachada que cubre el verdadero propósito de esta aventura fílmica: el propio asentimiento de devoción hacia un mundo, un estilo de vida. Una semblanza que se dibuja con ese mecanismo precioso del séptimo arte (símbolo del Autómata), con sus idas y vueltas, muchas veces, sí, desilusionante, pero siempre esperanzador, rejuvenecedor, activo y creativo.

Los talentosos aportes de Asa Butterfield y Chloë Grace Moretz inundan de radiante frescura una pantalla que por momentos se opaca un poco por un complicado andar en los primeros treinta minutos de metraje, invadidos por cierta sonsera y sobreactuación -tal es el caso de Sasha Baron Cohen y las breves intervenciones de Frances de la Tour y Richard Griffiths con su innecesaria historia de amor canino-, que desdibujan la propuesta para llevarlas a una cosa aniñada y desorientada, que finalmente evoluciona a lo que termina siendo Hugo, una delicia.

Así como el niño Cabret se esconde tras las maquinarias de los relojes para ver las historias que se suceden en la estación de trenes, el espectador quedará embobado con una película maravillosa y una trama que va in crescendo para llegar a su propósito, homenajear al cine, venerar el ritual de los cinéfilos, y preservar a los grandes como Méliès en un tiempo en que, como lo dice el personaje de Michael Stuhlbarg, "el presente trata mal al pasado".

lunes, 5 de marzo de 2012

La guerre est déclarée

Título: La guerre est déclarée
Dirección: Valérie Donzelli
Guión: Jérémie Elkaïm y Valérie Donzelli
Género: Drama
Duración: 100 minutos
Orígen: Francia
Año: 2011
Reparto: Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm, César Desseix, etc.


Siempre a tu lado...

Una rara forma de contar una historia muy fuerte. La directora Valérie Donzelli aborda su guión con un pastiche visual que se conjuga muy bien con un collage de formas narrativas (hasta tenemos un musical en el medio). De entre voces en off salidas de la nada, cambios en el sujeto que cuenta la historia y contrapuntos en el ritmo del montaje, sale un engendro interesante, más bien un híbrido, que no hay que dejar pasar por alto.

La guerre est déclarée (2011), de todos modos, es una cinta para tomar con pinzas. De su historia de amor entre los dos protagonistas (brutales ambos en sus interpretaciones, junto con el resto del reparto) brota un drama intenso sobre la enfermedad del hijo que fue fruto de su relación, empezando así una carrera de descubrimiento por el que los personajes irán evolucionando a medida que pasan los minutos de metraje, no sin pasar por un alto nivel de burocracia médica y méritos clínicos mostrados de forma explítica, aunque también realista.

Sin duda alguna, son de gran acierto las secuencias de las fiestas, tanto la inicial como aquellas en las que se muestra como la pereja intenta seguir su vida "jóven" más allá de lo que les toca vivir día a día a partir de la noticia sobre su hijo.
Lo mejor de la película es la banda sonora, una auténtica orgía de estilos musicales que se combinan dando un toque maestro a una trama que no amerita menos. Eso, combinado con un muy buen montaje y una dirección pasiva pero intensa, hacen de el último opus de Donzelli una cita imperdible con su cine. Eso sí, cuidado con esa propaganda a ciertos institutos médicos privados. De ahí que hay que tomarla con pinzas, por su mensaje de trasfondo. Pero por esta vez se lo perdonamos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Win Win

Título: Win Win
Dirección: Tomas McCarty
Guión: Tomas McCarty y Joe Tiboni
Género: Drama, Comedia, Deportes
Duración: 106 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2011
Reparto: Paul Giamatti, Amy Ryan, Jeffrey Tambor, Alex Shaffer, etc.


Whatever the fuck it takes

Hay quienes dicen que Paul Giamatti siempre hace los mismos papeles una y otra vez. Bueno, eso no es tan cierto, pero algo de razón tienen. Este, no obstante, no es el caso. Win Win (2011) película completamente olvidada en la temporada de premios grandes, es una clásica historia entreverada por un suceso atípico, dentro de un guión híper original, pero siempre enmarcado en algo posible y factible, en el que Giamatti está muy en forma y está muy creíble en su actuación.

La llegada de un nuevo integrante de la familia en un contexto judicial que también implica la llegada de un nuevo miembro de la familia es el tópico elegido por Thomas McCarty para esta complicada trama que además tiene como alternativa narrativa un club de lucha en cuya categoría para púberes dirige el protagonista (un gran, gran Giamatti). Nada demasiado loco como para no creerlo, y nada demasiado serio como para no caer ante la debilidad que supone una película tan fresca y tan llamativa.

El reparto es un lujo. Todos están excelentes en su papel, pero principalmente se destaca Alex Shaffer, quien tiene un personaje enigmático y llamativo que va evolucionando en su relación con la familia Flaherty a lo largo del metraje del film. Sin dudas la química que tienen este y Giamatti son dignas de admiración y aplausos, ayudados por supuesto por uno de los mejores guiones del año.

Win Win es una película sincera y atrayente porque muestra una alternativa a tantas historias forzadas y poco creíbles que cada vez se multiplican más en la propuesta de cartelera.
Un brindis por los directores jugados del cine independiente, y otro brindis por las tramas originales. En realidad, si tuvieramos que brindar por todas las cualidades de esta película, acabaríamos con una gran resaca al día siguiente.

Warrior

Título: Warrior
Dirección: Gavin O'Connor
Guión: Gavin O'Connor, Anthony Tambakis y Cliff Dorfman
Género: Drama, Acción, Deportes
Duración: 140 minutos
Orígen: Estados Unidos
Año: 2011
Reparto: Joel Edgerton, Tom Hardy, Nick Nolte, etc.


Del golpe venimos y al golpe volvemos

La cita infaltable al cine de peleas que nos ofrece año a año Hollywood y sus cuentos de hadas, sólo que en esta ocasión tenemos una historia que no apela a recursos tontos ni flashbacks innecesarios para tocar las notas de una canción que ya se ha escuchado infinitas veces en este gran concierto de house que es el cine norteamericano.

Es envidiable la clase con la que el risueño Gavin O'Connor (deidad de esta propuesta con guión, dirección y producción a cuestas) abarca una película con un tópico repetidísimo y un final cantado en el poster promocional. La catarata de lugares comunes es inevitable, pero el montaje y la delicadeza con la que Nick Nolte nos enternece y Tom Hardy nos conmociona al silenciar sus apariciones (incluiría la historia de familia preocupada por la hipoteca de la casa del personaje principal, pero no, no esta vez) la sacan de la bofetada del K.O. definitivo.

Estos tipos de films nunca suelen quedar bien parados, exceptuando en las tierras estadounidenses donde el ciudadano clama por ver historias de superación con ritmo accesible y música de Mark Isham... perdón, con música de Bethoven.... perdón, con ambas cosas, para un producto redondito.

Ojo, Warrior (2011) es una gran película. Pero no por méritos visuales o narrativos, sino todo lo contrario. Su fealdad la hace hermosa, y su ambición una inefable propuesta fílmica con absoluta autenticidad por el tópico inicial. De hecho, la paradoja que plantea el personaje del entrenador al luchador protagonista (Joel Edgerton, el tipo con cara de nada y cero músculo que siempre tiene habilidades incomprensibles) "tu casa es esta jaula" cuando él está matándose allí para no perder su hogar, ya es digna de méritos.
No es Karate Kid, no es la reciente The Fighter, ni tampoco es Rocky. Es Warrior, y la vas a recordar porque, siendo una más, se hace notar. Vamos, como toda buena peli de puños y patadas donde haya un buen conflicto familiar en el medio. ¿O no?

Jodaeiye Nader az Simin

Título: Jodaeiye Nader az Simin
Dirección: Asghar Farhadi
Guión: Asghar Farhadi
Género: Drama
Duración: 123 minutos
Orígen: Irán
Año: 2011
Reparto: Peyman Moadi, Leila Hatami y Sareh Bayat


Dialectos matrimoniales y rituales de justicia

El cine iraní nos viene trayendo gratas sorpresas en lo que a definición de cine de autor se refiere. Tal es el caso de Jodaeiye Nader az Simin (2011) una historia melancólica y cruda al mismo tiempo, que guarda cierto fondito amargo para el deleite de los que odian las tramas melosas y con final feliz. Nada de eso hay en la película de Asghar Farhadi y su inquieta cámara. A separation, como se la conoce mejor, es una cinta inquieta en todo sentido. Sus infinitos diálogos, su urbanismo desmesurado, su trasfondo político (motivo del intento de divorcio del personaje de Leila Hatami), su base religiosa como leitmotiv imperativo y su realismo imparable la clasifican como lo más atinado de esta temporada que ya pasó.

El guión arquitectónico de Farhadi funciona como una máquina que no para hasta el eterno plano final. Todo es poesía muerta, todo es realidad. Una joya.
Por si fuera poco, el realizador va ensamblando pieza por pieza a medida que pasa la trama, hasta crear un desorden caótico y hermoso, en el que confluyen diferentes hechos que se narran con una magistral dirección y desempeño actoral por parte de un reparto perfecto, casi documental.

La realidad de un departamento puertas adentro (notable la cantidad de interiores en esta propuesta), contada con una puesta de cámara en mano muy adecuada, se vive con las pulsasiones de un guión que en cualquier momento está por sufrir un ataque. Farhadi tiene todo puesto en un lugar con un motivo, y con una excusa, lo cual convierte a Jodaeiye Nader az Simin, que no es más que una historia de divorcio vilipendiada por un sinfín de complicaciones, en un rompecabezas judicial y cotidiano.

Si el cine es antropolgía, Jodaeiye Nader az Simin es la etnografía, y Farhadi un gran, gran antropólogo con una inquieta cámara que es nuestra ventana a un mundo que, kilómetros más kilómetros menos, es cercano a todos.

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