Mi documental "A Fanatic By Choice"

viernes, 29 de enero de 2010

The blind side

Vidriera de un ejemplo de vida

Voy a ser directo y honesto con ustedes: hasta ahora, la filmografía de la cual formaba parte la señora Sandra Bullock me parecía una absoluta basura, y ella una pésima actriz que se encargó siempre de tirar por tierra todo tipo de films de los que formó parte. Ahora toda esa colección de largometrajes olvidables se ha vuelto un lejano recuerdo con esta bella película basada en una historia real, la vida de Michael Oher, el N° 23 del último Draft de la NFL.

Si Bullock antes era insoportablmente histriónica y desmedidamente falsa en sus intentos de comedia barata (y eso que todavía no he tenido lo oportunidad de ver The Proposal), ahora es una centrada intérprete de un factor de vida tan importante como la solidaridad, el amor, y la lucha por la igualdad en un mundo -mejor dicho, en un país- que aún demuestra ser discriminador y repulsivo para con las clases más bajas de su sociedad. Bullock se materializa en Leigh Anne Tuohy, una mujer que, como pocas, marcó la diferencia en un sector social y un rubro como el deporte, que está muy lejos de ser indiferente a los cambios socio-políticos, a diferencia de lo que muchos piensan.

Si bien la película de John Lee Hancock, basada en el libro de Michael Lewis, tiene baches argumentativos en cuanto a las líneas del guión y el eje que se quiere seguir, es un gran gusto ver como solita se va abriendo camino al mensaje final, impreso claramente dentro del desenlace de esta redonda película, principalmente salvada gracias a la gran interpretación de Bullock, quien ya recibió sus merecidos reconocimientos por esta labor.
Qué decir del "protagonista", Quinton Aaron. Al lado de la interpretación de Bullock, el resto parece una bola de principiantes, exceptuando obviamente a la increíble Kathy Bates. Sin embargo, este muchacho que en la primera media hora más hace de autista que de chico sufrido, merece un aprobado porque logra plasmar la evolución en su personalidad con creces.

Tenemos fotografía aceptable, actuaciones dignas de cada papel (aunque Hollywood siga intentando hacer propaganda hasta en historias como ésta, y lo digo porque no hay necesidad de hacer parecer tan jóvenes y hermosas a personas comunes y corrientes que formaron parte de un hecho verdadero y más que palpable), pero un metraje demasiado excesivo. En estos casos, la cosa puede ser mucho más directa y concisa, y no dar tanta vuelta. Yo quitaría los primeros diez minutos y todo ese dramatismo innecesario que hay hacia la mitad de la cinta. No obstante, se disfruta muchísimo la dosis de comedia en varias escenas, algo que se agradece por no volver edulcorado y meloso un producto que en malas manos puede pecar de eso y cosas peores.

En general se deja ver muy bien. Principalmente hay que saber apreciar el ejemplo que proyecta la historia, que de por sí le quita puntos a la película por el simple hecho de que se la puede conocer leyendo en periódicos o en la misma web. Pero estos filmes sirven como vidriera para los que no siempre se topan con mensajes como estos, incluso cuando creen que estas cosas sólo suceden en una "medio pelo" de Hollywood.


Calificación (del 1 al 10): 7

jueves, 28 de enero de 2010

Das weisse band - Eine deutsche Kindergeschichte

A los jóvenes de ayer...

"Miralos, miralos, están tramando algo / Pícaros, pícaros, quizás pretenden el poder", cantaba Charly García con Serú Girán allá por los confines de los '80. Esa frase se me vino a la cabeza al ver al grupito de niños de Michael Haneke observar por la ventana, o caminar en grupo rumbo a la casa de la hija del accidentado doctor. Hipotéticamente, según la tesis quirúrgica del director austríaco, fueron los que después, tambien con una cinta blanca -aunque teñidas de svásticas y estrellas de David-, plagaron al mundo con la maldad que germinó en las tinieblas del seno familiar corrupto de la Alemania pre-Gran Guerra.
Haber trasladado esa idea, a modo de fábula, a una simple aldea con un par de personajes significativos no estuvo nada mal, porque logró concebir un filme extraordinariamente reflexivo y perturbador, aunque al final uno se quede con la sensación de que se podía ser un poco más responsable con el mensaje final y no quedarse simplemente con el "esto fue así; si les gusta bien, y sino también".

Nadie, y muchos menos yo, puede negar el inmenso talento de Haneke. De hecho, el apartado técnico es lo más exquisito de esta película, destacando esos fuera de foco tan tenebrosos, que esconden -al igual que sus personajes- los secretos de los actos que cometen en la oscuridad, mientras sus niños los repiten (y perfeccionan) a plena luz del día, y sus resplandecientes cintas blancas los justifican y protegen dentro de todo ese marco de absurda religiosidad excesiva y obsesiva de la época.

La fotografía de Christian Berger es sensacional, atractiva y reveladora, así como asfixiante y compañera de la punzante y tenaz dirección del que también escribió la obra. El blanco y negro abala todo un abanico de posibilidades sugerentes para con la época, lo que le da otro toque maestro a una ambientación impecable, imposible de llevar al color. Simplemente, estamos ante una exposición fotográfica que ilustra como radiografía el corazón de una historia fuerte y reflexiva, aunque demasiado soberbia y permisiva, con un metraje tedioso y segregador de ideas.

Tenemos por un lado la trama central, y por otro la composición de los personajes, dos cosas que van en paralelo y casi nunca llegan a cruzarse para definir del todo el concepto general, ya que, insisto, me quedé con las ganas de ver una propuesta más comprometida desde lo ideológico, algo que ahora sí le celebro a Quentin Tarantino, por muy idiota que haya sido su mensaje en Inglorious Basterds. Igual, no me malinterpreten, no estoy comparando las películas. Nada más lejano a mis intenciones. Simplemente mencioné el otro filme como para ejemplificar lo que sentí cuando la escena final comenzó a quedar a oscuras, y Das Weisse Band llegaba a su fin.

Comparto la idea que leí en varias críticas: a la película le sobra esa voz en off. De por sí, el personaje del profesor es bastante desubicado, ya que queda atrapado dentro del salvajismo humano (y por lo tanto, político) que se regodea durante cada fotograma. De todos modos, he de mencionar que el reparto no tiene nada reprochable, sino al contrario, es muy bueno. Rescato la conversación sobre la muerte, de lo más grandioso que he visto en muchos meses en cuanto a guión; simple, directo y conciso.

Finalmente, estamos ante una película imperdible, de lo mejor del año y muy merecedora de los reconocimientos que tuvo (como la Palma de Oro o el Golden Globe) y tendrá (si no gana el Oscar será sólo porque la Academia no quiere que alguien de afuera les diga lo que tienen que pensar). Y eso hace Haneke en esta gran obra de arte: obliga a pensar. Y eso se agradece con creces.

Sólo nos queda pensar lo que hubiese estado en nuestras manos de haber formado parte de esa historia, aunque en retrospectiva lo seamos. Porque hubo un tipo que nos trasladó hasta allí y, durante casi dos horas y media, nos hizo vivir en carne viva la cosecha de una siembra siniestra y malévola. Una cosecha que a todos nos hubiese encantado destrozar como el muchacho lo hace durante la celebración del pueblo.


Calificación (del 1 al 10): 8

Back to the road baby!

Después de unas placenteras y merecidas vacaciones con mi familia, me digno a volver a postear en este queridísimo espacio que tanto extrañé durante mi ausencia no muy prolongada.

¿Qué me perdí? Adjúntenlo en los comentarios, por favor, si son tan amables.

Acá mando un Top 5 de lo más grosso que pasó en el mundo del cine y la blogósfera cinéfila desde que me fui:

5) El Secreto de sus ojos ganó en el Cineranking.
Y bien merecido que se lo tiene. Me sorprendió muchísimo, pero bueno, repito lo dicho al principio de este párrafo.

4) Inglorious Basterds ganó en los SAG's.
Otro merecimiento más que admitible. Christoph Waltz se afirma como segurísimo candidato al Oscar, tal y como lo anticipamos desde aquí allá por principios de septiembre, cuando realicé -creo- la primer reseña de la blogósfera sobre la nueva película de Quentin Tarantino. Diane Kruger, Daniel Brül, Mélanie Laurent, Mike Myers, Brad Pitt y Samuel Jackson se lo merecen con creces. Felicitaciones para ellos.
Mo'Nique también, segurísima para ganar. Y bien merecido que se lo tiene por su laburo en Precious.

3) The Hurt Locker fracasó en los Golden Globe.
Se los anticipé amiguitos! jaja, y le pasará lo mismo en los premios de la Academia.

2) The Hangover ganó Mejor Película - Comedia en los Golden Globe.
Un baldazo de agua fría, pero de los que refrescan bien rico. Me encantó que haya ganado esta gran película, que, casualmente, fue la última que ví antes de partir.

1) Cameron y su Avatar arrasó en los Golden Globe.
El rey de Pandora afirmó su condición de Mr. Cine Imaginativo. Como dice un amigo, es un fabricante de ilusiones ópticas, pero después de su propuesta pastiche-argumentativa (por no decir recital de casi plagios) combinada con una puesta visual impactante, lo pusieron como claro ganador para los Globos de Oro, y un candidato fuerte en los premios del tío Oscar.
Nada de sorpresas, aunque está linda la espera para la premiación.

Bonus Track: Jeff Bridges y Sandra Bullock se los comieron crudos a todos!


Les comento que estoy trabajando duro con la preparación del que será el Anuario 2009, que tendrá mi Top 10 de películas del 2009, y una entrega de premios de los que me parecieron los mejores apartados del año.

Las categorías serán:

- Mejor Película
- Premio del Público
- Mejor Director

- Mejor Actor
- Mejor Actriz
- Mejor Actor secundario
- Mejor Actriz secundaria
- Mejor reparto
- Actor prolífico
- Actriz prolífica
- Mejor guión (indiferentemente de ser original o adaptado)
- Mejor banda sonora
- Mejor canción original
- Mejor película non-Hollywood
- Mejor película animada
- Mejor escena del año
- Desilusión del año
- Peor Película


El 25 de febrero publicaré los nominados y probablemente un día antes de los Oscar tenga la premiación lista para presentárselas.

Ahora sí, me despido hasta un nuevo posteo. Sepan disculpar las demoras. Pronto también estaré comentando en los blogs de todos ustedes, como siempre lo hago.

Saludos para todos!!!!

Los quiero!

PM

miércoles, 13 de enero de 2010

The Princess and the Frog

Disney clásico y al ritmo del jazz

Entre tanta parafernalia tecnológica de tridimensión e interacción, llega esta nueva entrega de Disney en formato clásico, similar a sus obras inolvidables del mismo estilo, como La Sirenita o Aladín.
La princesa y el sapo es una historia mágica y encantadora sobre la eterna lucha por los sueños y las cosas que uno ama, superando los obstáculos sin importar lo complejos que sean. Y qué más complejo que convertirse en rana y emprender viaje con un príncipe, convertido en sapo por un mago practicante del vudú y las artes oscuras, para intentar revertir las cosas y así seguir luchando por lograr sus respectivos cometidos, tanto de la rana (Tiana, una camarera con aspiraciones a propietaria de un restaurant) como del sapo (Príncipe Naveen, un tiro al aire hijo de reyes que le cortaron el domingo para que se busque una vida más digna de su posición).

Al ritmo del jazz compuesto por el genio de Randy Newman (quien le dio vida a Toy Story con sus partituras jazzeras y bluseras), y enmarcada en una New Orleans de principios de los '20, esta historia logra significar un estilo de narración muy propio de la factoría del ratón Mickey, retomando la vieja usanza de lo mágico y lo musical a flor de piel. De hecho, cual Rey León o La Bella y la Bestia, esta peli ideal para los niños pero tambien imperdible para los más grandecitos que crecieron viendo todo lo que logró Walt Disney lleva un ritmo muy llevadero gracias a los musicales y las aventuras de los protagonistas, quienes además se cruzan con un cocodrilo que sueña con ser trompetista y un bichito de luz que está enamorado de... no, mejor véanla y ahi se enterarán. Sólo les digo que esa historia de amor es de lo más tierno que he visto en años.

Obviando todo tipo de mensajes subyacentes tan puestos en duda por muchos a lo largo de los años cuando se trata de poner en la balanza las enseñanzas de Disney (tales como la discriminación, el racismo o la lucha de clases, esto último más tirado a una ideología política), este filme con un metraje medianamente justo y una animación de lo más entrañable logra como cúspide un reconocimiento e identificación únicos con cada uno de los personajes, que cuentan con un sueño particular a defender, logrando enmarcar así la idea principal de la trama: hacer entender tanto a chicos como grandes que nunca es tarde para soñar y que lo más importante en esta vida es trabajar duro para conseguir lo que uno más anhele.

Disney se hace con un nuevo aspirante a clásico, del calibre de las mencionadas La Sirenita o incluso Blancanieves y los siete enanitos. Y si no está a su altura, según el criterio de ustedes, no tiene nada que envidiarle con una historia encantadora, a la que por supuesto no le falta el golpe bajo a lo Bambi, condimentada con una de las mejores bandas sonoras del año. Era la que faltaba para completar una colección de obras memorables. A bailar y soñar se ha dicho.


Calificación (del 1 al 10): 8

sábado, 9 de enero de 2010

Where the wild things are

"Imagina un mundo en que suceda todo lo que quieras..."

Spike Jonze se toma el atrevimiento de alargar al MAXimo posible este reconocido cuento infantil de Maurice Sendak, para construir una típica película suya, que invita a la reflexión propia, la interpretación individual y, sobre todo, una libertad extremadamente delirante y provechosa para las emociones del afortunado espectador.

La historia es delirante a más no poder, hasta para los que conocen el cuentito. Pero de eso se vale el director de Being John Malkovich para crear un ambiente cálido y nostálgico en medio de las travesuras con alto grado de salvajismo (hasta violento) por parte de estas bellísimas criaturas y el insufrible niño Max. Éste último, protagonizado por el histriónico y sorprendentemente talentoso Max Records -que se lleva la película por delante-, es el eje principal de la trama en la que debemos rendirnos al universo que propone Jonze para poder disfrutarla, o -mejor dicho- vivirla.

Es que si hay algo que se le debe agradecer con creces a este director es la facilidad con la que los que supimos amar la niñez nos reflejamos o reconocemos en la imaginación librada a la eternidad por parte del protagonista y sus amigos imaginarios. El ambicionar aún más imaginación en medio de un mundo imaginario, valga la sagrada redundancia, (ejemplo: la maqueta del tierno personaje de Carol, una de las escenas más bellas del cine que parió el 2009), creer que la mejor forma de canalizar la rabia es una guerra de tierra, pasear por un desierto que desemboca en un mar paradisiaco, o sin ir más lejos, hacer un iglú con la nieve, es un homenaje a la creación de los hijos de la tierra, que disfrutan más jugando con cosas hechas por sí solos que con elementos de "diversión" prefabricados.

Párrafo aparte merecen los monstruos, quienes son verdaderos reflejos de las emociones más extremas del ser humano cuando realiza ese doloroso viaje en bote desde la orilla de la niñez hasta la orilla de la adolescencia, cuando la imaginación queda en un segundo o tercer plano para abrir paso a la realidad a secas, cada día más parecida a "lo que viene después del polvo", como dice Carol en la gloriosa escena del desierto y la charla sobre el sol.
Mientras el "rey" gobierna a su manera su propio mundo, donde sucede todo lo que anhela, la traviesa inocencia, la incomprensión, el escepticismo, el tedio, la agudeza, la violencia y el desahucio pasean salvajemente por sus inestables y extremas inmediaciones naturales, cobijándolo como un amigo más de la familia, cumpliendo sus deseos, viviendo sus sueños y padeciéndolos.

Jonze, a pesar de que alarga demasiado una historia que fue contada de manera más simple, y que encima queda pendulando entre infantilismo y reflexión adulta, entrega un espejo en el que cada uno podrá verse reflejado, de buena o mala manera, principalmente porque lo que menos tenemos en cuenta es que esto es cine, más allá de la fotografía exquisita -contraluces asombrosos y una amplia gama de colores puestos al servicio de la vieja usanza titiritera-, la aceptable dirección, y probablemente la mejor banda sonora del año de la mano de Karen O, de los Yeah Yeah Yeahs.
Y todo eso lo logra porque, como bien dice el póster, cada uno de nosotros lleva un monstruo salvaje dentro.

Emoción pura, nostalgia, ternura, violencia y diversión. Todo servido en bandeja para nuestro deleite, de la mano de un director tan libre como Jonze.


Calificación (del 1 al 10): 9

jueves, 7 de enero de 2010

Avatar

La genialidad no cabía en este mundo, por eso se buscó (inventó) otro...

Partiendo desde una premisa más que trillada, y apoyándose en un relato lineal y convencional, James Cameron se (auto)proclama nuevamente como el rey de un mundo. Pero no de la Tierra, como gritaba a pulmón Jack en Titanic, sino el rey de Pandora, la luna de un planeta gaseoso similar a Saturno (aunque tiene el ojo de Jupiter...) en el sistema solar Alfa Centauri.

El que quiera saber de qué va la película, búsquela en internet. No me voy a poner a contar la trama, porque para eso hay gente a la que le pagan por redactar sinopsis. Me remitiré a contarles lo que me transmitió esta orgía visual de dos horas y media, totalmente impactante desde el apartado técnico (una de las mejores direcciones del año, y ni que hablar de la fotografía, la manipulación de CGI, o incluso la musicalización tan buena que tiene) y tan atrapante a pesar de su guión cuadrado ya antes visto en filmes épicos como Pocahontas o El planeta de los simios.

Es que ese es el mejor logro de Cameron: hacer de un grano de arena una playa preciosa en la que durante un buen rato uno se detiene a reposar para admirar todo el encanto y la poesía de sus imágenes, en este caso demasiado ficticias pero no por eso inverosímiles (más bien, mete miedo como los "muñecos" Na'vi ponen en jaque las interpretaciones de Sam Worthington, Zoe Saldana o Sigourney Weaver, haciendo de ellos y otros tantos del reparto casi entes prescindibles para la historia). El universo que JC crea para el espectador es, además de imponente y descomunal por donde se lo mire, una obra maestra a nivel icónico. Y los detractores saldrán con todo para hundir esta película que no es más que un blockbuster demasiado bueno que arrasará en taquilla y será un punto de inflexión en el uso de las nuevas tecnologías, aún cuando todo morirá según la capacidad económica del que después dará de comer al producto y su creador.

Avatar es, principalmente, una película muy entretenida, con personajes estereotipadísimos (el personaje de Stephen Lang es casi una burla) encarnados por un elenco que si se mira bien no es la gran cosa, y que además se ven opacados por tanta innovación puesta al servicio de la imágen.
Lo cierto es que, será repetitiva, cautivante, descepcionante -por qué no, para muchos-, demasiado fantasiosa, y hasta con ciertos baches imaginativos como el hecho de que se llegue a otro sistema solar en 6 años y no se haya descubierto la forma de albergar vida en un lugar más cercano como Marte o la Luna, pero es un ejemplo a nivel técnico y una genialidad por parte de un tipo que reinventa el cine a cada película que saca. Le agradezco una obra como esta.

Le podríamos poner un 1, un 0, o ninguna estrella, lo que quieran. Podrán decir lo que sea en su contra. Pero nunca vamos a negar que Cameron tiene su propio mundo, hecho con esfuerzo, dedicación (obviamente, mucho dinero) y buen gusto, que nadie le podrá quitar jamás.
Ahora sí puede decir "I'm the king of... Pandora".


Calificación (del 1 al 10): 9
Editado el 08/03/2010

GANADORA DE 2 PREMIOS PALITOH:
- Mejores Efectos Visuales
- Mención Especial a James Cameron


martes, 5 de enero de 2010

"Los pies salidos de la cortina"


El maldito gato, embustero y calculador, no emitió ni un sólo sonido la noche en que María y Pedro se dignaban a limpiar el baño recién terminado de "reconstruir".

A Pedro todavía le retumbaban en la cabeza las quejas de su esposa: "que bueno sería tener bañera"... "los azulejos cada día me gustan menos"... "la mampara es imposible de limpiar"... "sale poca agua de la ducha". Pero por suerte todo eso había quedado atrás, y ahora ante sus ojos se erigía una preciosa bañera, acompañada con unos azulejos verde nacarado brillantes y embelezadores. Si a eso le sumaba el hecho de que se animaron a sacarse un ojo de la cara para el sistema de hidromasaje, era el baño de sus sueños, digno de envidia por cualquier revista de moda que María guardaba debajo de una mesita ratona que en ese momento Pedro no recordaba dónde estaba ubicada.

La casa de los Llamosas no era muy grande. Tenía un patio bien ancho que cubría toda una extensión de césped que rodeaba la casa, que más bien era una cabaña gigante. A María siempre le habían gustado las casitas al estilo Suiza que había visto en su luna de miel, hacía 7 años atrás. Todo parecía tan lejano con el nuevo baño, que la euforia por la casa nueva había quedado archivada en las emociones correspondientes a los dos años anteriores a la noche en que los ruidos inundaban la cuadra.

"Los ruidos"... eso perturbaba a Pedro. Pero María estaba tan ansiosa por sorprender a Micaela y Samanta, sus dos mejores amigas y vecinas, que pidió expresamente cerrar las cortinas y apagar la luz de la galería delantera para que no hayan sospechas de actividad estilística que implique una renovación en el aspecto de una de las casas más codiciadas del barrio Los Laureles.
"En realidad, no había pasado mucho tiempo desde que empezó el bochinche", pensó Pedro. Ahora que lo notaba, no hacían más de veinte minutos desde que le pareció escuchar algo en la televisión, similar a una risita cómplice, para luego darse cuenta que el aparato estaba apagado al ir a corroborar la procedencia del sonido. Ni hacían más de diez minutos desde que la vereda había empezado a tener mucha concurrencia, y que, de hecho, hasta le pareció que arrojaron cosas hacia su patio lateral (una suerte de garaje improvisado en los días sin lluvia).

Pero eso no importaba. El baño. El baño. María rebosante de alegría. La bañera rebosante de agua, y María insinuando probarla juntos, con un champagne y un buen baño calentito ni bien terminaran de limpiar el enchastre que habían hecho los albañiles al terminar de colocar el nuevo inodoro (ya que estaban, la hicieron completa, porque no iban a dejar ese Traful viejísimo que vino con la "choza", como le decía María). "Eso. Hay que celebrar", pensó Pedro, a quien la idea de pasar la noche en la bañera con su esposa lo atraía tanto como la primera vez que habían estado juntos cuando eran novios: en una bañera.

La cabeza del matrimonio estaba en cualquier parte, cuando por fin el gato se movió. Dio un leve saltito para cruzar la pila de libros de Física que horas atrás Pedro había dejado tirados para ir a ayudar a María, que se encontraba en aprietos con el mueble que iba encima del lavabo. Luego rodeó la mesa del comedor; la cocina; pasó por al lado de la heladera; hasta finalmente pararse frente a su más entretenido espectáculo de esa noche: las cortinas.
De un verde musgo intenso, elegidas por María, por supuesto, las cortinas reposaban como vigilantes del comedor y el living, altaneras y gruesas, capaces de cobijar al gordo gato de cara chata en esas noches de invierno que la casa no soportaba por su estructura de madera.

Quién se iba a imaginar que las cortinas eran el motivo del despelote que había afuera. Quién se iba a imaginar que el gato era cómplice. Quién se iba a imaginar que si no fuera por las cortinas, el gato nunca se hubiese percatado de que afuera había un boicot contra su empresa. Aún así, no dijo nada. Y con una sonrisa animalezca y maliciosa dirigió la mirada a los zapatos marrón caqui que aguardaban frente a él, impasibles.

- Bueno, que se callen o salgo y los cago a tiros - dijo Pedro, medio en broma, medio en serio. - No soporto ese quilombo que están haciendo. ¿Es San Patricio o qué? Pareciera como que están todos en pedo, gritando y cantando. Y encima nos tiran cosas parece, ¿viste amor? - le preguntó a su señora.
- Si, pero no les des importancia. Deben ser los hijos de Diana, que están de cumpleaños o algo así. ¿Cómo se llama el más grande? ¿Augusto? Ése es un borracho - dijo María, fregando sin cesar el suelo nuevo pero inmundo.
- Agustín - contestó Pedro con el ceño fruncido, queriendo asomarse por la ventanita que daba respiro a la nueva bañera, justo encima de ella, y a unos centímetros del techo.
- Salí de ahí ya mismo, Pedro Llamosas. No me hagas enojar. ¿¡Qué te dije!?. ¡No mostremos lo que estamos haciendo! Si fui clarita, ¿o no? - lo reprendió María.
- Si si, perdón... pero me están hinchando las pelotas, la verdad - dijo Pedro, obedeciendo a su señora y alejándose de la ventana.
- Dejálos y vení a ayudarme mejor, que bastante trabajo tenemos.

Se pasaron las siguientes dos horas terminando de limpiar el que sería el centro de poder y lujuria en las próximas tres o cuatro noches, sin reparar en que el gato pasó seis veces delante de la puerta; dos jugando con una pelota de goma que Tomás, el sobrino de María, se había olvidado en su visita del día anterior. La pelota, al desgarrarse por completo, hizo un ruido espantoso que despertó la curiosidad de María. Pero Pedro le recriminó lo mismo que a él le habían obligado a dejar, así que todo siguió igual.

Por supuesto, no pudieron evitar hablar de la escalofriante noticia del asesinato triple que todos los noticieros regionales pasaron en la mañana. Se trataba de una familia -papá, mamá e hijo de nueve años- sorprendida en su casa por un asesino -actualmente prófugo- que se había pasado todo el día oculto debajo de la cama del matrimonio, acabando con ellos por la tarde del día anterior al del baño nuevo y el gato intruso. Porque ese gordito peludo era un intruso, y la policía también estaba pendiente de él. Pero Pedro y María no se iban a imaginar que el gatito se había escondido en su casa, aguardando el signo para dar la campana de salida a su dueño.

- ¿Un gato adiestrado? Ja ja, por Dios, lo único que me faltaba. Termino esto y me voy a dormir - había escupido Pedro después de ver la noticia, olvidando por completo que había un baño para apreciar.

A María no le asustaban las historias de asesinatos. De hecho, eran sus preferidas. El asustadizo era Pedro. Por eso cuando se hartó de oír a los estruendosos artefactos golpear contra su casa, se levantó sin dar cuenta del salto que había dado su esposa, para dirigirse inmediatamente a la galería de su casa con la idea de agarrar el palo de amasar y romperle la cabeza al mal nacido que esté causando semejante caos en una noche tan especial para él y su compañera. Recorrió el pasillo (el gato se quedó detrás de él, quietito, sorprendido ante el repentino e inesperado movimiento de su presa), llegó a la sala de estar, se asomó por la ventana, y vio como cinco o seis personas imposibles de reconocer se llamaban entre sí, señalándolo a él. Como si hubiesen estado esperando que alguien apareciera por la ventana para verlos. Uno de ellos, aparentemente hombre, de avanzada edad, comenzó a hacer señas con los brazos, agitándolos frenéticamente mientras el que estaba a su lado señalaba el otro costado de la casa, como queriendo mostrar algo.
"Qué imbéciles", pensó Pedro, achicando los ojos para distinguir a sus vecinos: Raquel, Mario, Andrés, el viejo que nunca se acordaba el nombre pero que una vez le había mostrado una foto que se sacó con un pez de un metro y medio de estatura, recién pescado, y el muchacho del almacén de la esquina... Enrique.

Es que el tipo que unos instantes después, y luego de acercarse sigilosamente por detrás, le partió la cabeza a Pedro con un martillo mientras éste escudriñaba la vereda, no se había percatado de que el lugar elegido para esconderse era una suerte de ventana falsa que sobresalía de la casa, mostrando su interior a los que pasaran por la vereda, curiosos o alertas de alguna nueva idea estrambótica que se le ocurriera a la diseñadora de interiores, María del Carmen Espíndola de Llamosas, ahora -a segundos del brinco que pegó en la bañera- viuda.
Esas cortinas que ella cerró tajantemente durante los días anteriores, sin reparar en la ventana abierta, con el afán de no develar el misterioso baño ni a Micaela ni a Samanta, fueron las que cobijaron al gato esa noche. Y las que durante todo el día ocultaron al que después, aprovechando el estruendo y anticipando que la dueña de casa iría a investigar qué había pasado con su esposo, se ocultó en la cocina, para luego atizar un sorpresivo golpe seco y frontal con el martillo, directo al cuello de María, quien sólo alcanzó a ver por unos segundos los pies inmóviles de su marido en el living, para después ser tapada por un manto negro que todo lo oscureció, mientras el gato se acercaba a lamer la sangre que ahora decoraba el suelo de la casa.

PM

Precious: Based on the Novel Push by Sapphire

Levantate y anda

La obviedad es un recurso que a la mayoría de los realizadores de hoy en día le queda mal a la hora de mostrar el producto final. No es el caso de Lee Daniel. Este director relativamente nuevo no tendrá mucha mano para la ambientación, pero sin duda da un batacazo con este drama contundente sobre la complicada vida de una joven negra y obesa de 16 años, abusada por su padre y maltratada por su madre. Las injurias hacia la desgraciada persona que encarna muy bien Gabourey Sidibe es el eje central de la historia, cada vez más cruda a medida que avanza el justo metraje, que mantiene en vilo al espectador entre tanta injusticia y reflejo grosero y obvio de la vida segregada que se padecía en la Harlem de los '80.

Sin dudas, el plato fuerte de esta película es el reparto, compuesto por un grupo de actores con no mucha chapa pero que aquí dan muestra de muchísima sangre para interpretar a sus personajes. La que más destaca, por lejos, es Mo'Nique, que personifica a la madre abusadora y victimaria con un realismo contundente y abasallador, por momentos hasta coqueteando con la exageración (nótese la prolífica escena final en el centro de asistencia social). La otra cara conocida es la de la cantante Mariah Carey, quien en un papel irreconocible despliega muchísimo talento para darle vida a un relato que por momentos sesga con un letargo pesadumbroso y frío, dejando un poco de lado la idea central, que sería -a grosso modo- la vida de Precious (Sidibe). En última instancia tenemos a una hermosa y deslumbrante Paula Patton haciendo de Ms. Rain, y Lenny Kravitz interpretando a un personaje pasajero e insulso, pero que vale su reconocimiento por el intento.

Lo más llamativo del filme es ese jugueteo cuasi infantil que se expone en los momentos más crudos, cuando se intercalan escenas de lo más horrendo de la vida de la muchacha, madre de dos hijos productos de las violaciones de su padre, con las fantasías que ella tiene, como la fama, la belleza, y -lo más despreciable de esta obra producida por Oprah Winfrey, que encima se hace autobombo en algunas líneas del guión- "ser blanca, rubia y de pelo largo". El racismo entra con los tapones de punta contra la moral del espectador en algunos momentos en que uno se pregunta si había necesidad de caer tan bajo para contar una historia que con su propia simpleza de relato de vida onda biopic documental (hasta tenemos voz en off de protagonista y todo, ojo) ya se defiende entre las mejores del año.

Dichos horrores ideológicos argumentales, tales como el mencionado racismo, la discriminación e incluso la homofobia, no logran opacar una historia que se vale de una técnica difícil de ensamblar por su estética tan festiva y jazzera (homenaje digno de aplausos a la cultura negra y sus raíces que dieron vida a la música que hoy consumimos indiferentes de su procedencia) como contraparte del reflejo principal del relato, característica que no va en desmedro de su propia originalidad. Es que muchos no entenderán el porqué de las fantasías o flashes/delirios de la protagonista cuando le están haciendo las peores porquerías que se le puedan hacer a un ser humano, y eso se debe a su rara forma de presentar las reacciones de la susodicha. Tal vez podríamos darle el beneficio de la duda por la ambivalencia que ofrece, y darle un punto por esa propuesta a la interpretación según el grado de resentimiento del espectador. Celebro eso.

Y celebro que exista una obra tan oscura (no malinterpreten), tan cruda, y tan bien actuada por un reparto que está increíble. Ese complemento equilibrista es su punto fuerte. Lee Daniels fue multipremiado en todo el mundo por este espectro de drama y otros cachibaches del séptimo arte, y bien merecido que se lo tienen, él y su "Preciosa" historia sobre el tan trillado pero nunca desubicado mensaje de "valora tu vida, hay gente que la pasa peor".


Calificación (del 1 al 10): 8

domingo, 3 de enero de 2010

La Nana

Nada le viene bien a la pobre Raquel...

Cuando uno se sienta a ver una película, dispuesto a encontrarse con algo diferente, siempre trae consigo una cuota de esceptisismo guardada en caso de que el producto falle, o peor aún, aburra. Pasa muchas veces, pero este no es el caso. La Nana es una obra chilena que sin dudas sobresale del resto de las de su país, y para qué negarlo, del resto del mundo.

Está dirigida por Sebastían Silva con una estética bastante telenovelezca, que la ensucia un poquito de la simpleza típica de estos lares latinoamericanos, pero que siempre sirven como distintivo. No se define entre el drama y la comedia, y puede resultar tan chocante como adorable.
La anodina historia de una empleada doméstica, atareada y abatida por la edad y el arduo trabajo, se ve reflejada con la brillante intepretación individual de Catalina Saavedra, que logra conmover con su seriedad y mirada triste, así como también puede enternecer con esa sonrisa permitida entre tanto letargo incomprendido por una familia de clase media-alta, interpretada a duras penas por un elenco que deja muchísimo que desear.

Los habitués de este blog sabrán que no soporto que una sola actriz o actor se lleve la película por delante solo/a, pero en este caso se perdona porque el retrato que se intenta ofrecer a modo casi de historia de vida es más bien tirado hacia un individualismo minimalista deprimente y a la vez altanero, producto de una composición corporal impresionante por parte de Saavedra, que encarna a la insatisfecha Raquel. Convengamos que el personaje principal es bastante irritante, pero tiene como mejor logro transmitir la insatisfacción o el tedio con escenas espléndidas como la compra del chaleco en la boutique, o esas frenéticas hazañas de "desinfectar" la bañera de las intrusas que quieren tomar su lugar por petición de la dueña de casa.

Sin dudas es digno de aplaudir el modo en que el director extrae cuotas de la vida para llevar a la pantalla grande. El realismo con el que se cuenta la historia es de lo más puro de este 2009 que se nos pasó volando. Las dos caras de Raquel sin lugar a dudas nos podrán hacer quedar como tontos que no entienden el por qué de su tristeza o su obsesión por no dejar rastros de competencias, así como tampoco quizás nunca entenderemos si lo que sintió por su última compañera fue amor o simple cariño.

Es difícil digerir largometrajes como estos. Pero desde luego que son bienvenidos a la hora de tomar como análisis la denuncia social ante la incomprensión de las masas. No nos cuesta nada detenernos a preguntarle al otro cómo está, qué hace, o cómo se siente. Y películas como estas nos abren la mente para que así lo hagamos.

Como punto en contra le doy esa ambigüedad en cuanto al género. Hubiese sido todo mucho más fácil si el director y guionista se inclinaba por algo concreto. Pero no. Nos tenemos que conformar con ratos de letargo complementados con otros más hilarantes, como todas las veces que Raquel deja afuera de la casa a sus compañeras. Si mezclamos toda esa ambivalencia con el realismo asfixiante de su estética cotidianezca, nos quedamos con una masa gigante que se nos atraganta hacia la mitad del filme. De verdad, no es apto para cualquiera. Se precisa tiempo y dedicación, como los años que Raquel le dedica a su trabajo en esa casa de familia. Pero quién dice que todo tiene que ser fácil y caído del cielo.


Calificación (del 1 al 10): 7

viernes, 1 de enero de 2010

Lo que se viene en el 2010...

Antes que nada: ¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!

Ahora, habiendo cumplido con la costumbre de todo 31 de diciembre y/o 1 de enero, me dispondré a enumerar algunas cositas que se vienen en el blog. En realidad no son muchas, pero es como para que se hagan la idea los 2 o 3 que entran siempre jaja.

Siguen las críticas. Porque nadie es perfecto y porque nadie nunca lo será. Tanto de cine como de música (aunque la tengo olvidada a la pobre), seguiré con mis habituales comentarios extensos o no sobre lo que me produjo cualquiera de esos dos productos. Aunque aprovecho para aclararle a más de un perdido que comenta a veces (y cuyo nombre nunca muestra) que no soy crítico. Pareceré, lo dudo, quizás, pero no soy crítico, ni quiero serlo. Tengo una vida, soy un ser humano como cualquiera, solo que yo me tomo 20 minutos de mi día para compartir con la gente mi opinión sobre algo que se me cante.

Se viene una nueva sección que será mi canal de catarsis o expresión (no se preocupen, no haré "reflexiones" ni nada de esas cosas). La daré en llamar... CUENTITOS. Suena medio infantiloide, quizás, pero por ahora es lo único que se me ocurre para nombrar a una sección cuyo contenido servirá para mostrarles, a los que lo vienen pidiendo, un poco de mi creatividad con el tema de la escritura, que segun dicen es lo mejor que sé hacer (y hasta lo único). Pondré a su criterio alguna invención del momento mía, no muy jugada como para que no se cansen, pero trataré de deleitarlos con un par de cuentitos cortos. Espero que les agrade.

Además haré mi correspondiente Top 10 de las mejores películas del año. Pero eso sucederá para fines de enero, porque no quiero cometer el error de dejar afuera a películas que se estrenaron hasta último momento, o creer que soy el dueño de la verdad y decir "tal es la mejor" sin haber visto otras muy recomendadas, como la de Haneke o la última de Spike Jonze.

Nada más. Sino vienen los habladores y me ponen "esta comprobado que posteo de más de X caracteres no se leen". ¡BULLSHIT!

Saludos a todos! Que empiecen bien el año!

PD: algo muy curioso, que no puede venir de otro lugar que no sea del impresentable canal noticioso de "Cronica Tv". Cuando se hicieron las 00:00 hs en Argentina, Crónica puso bien grande "No es la película! Ya llegó el 2010!". Pobre Emmerich.

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